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Efímeras y susceptible de romperse en cualquier momento, son dos de las categorías de estas obras de arte que no ocupan un lugar privilegiado en ningún museo del mundo sino que sólo pueden contemplarse en las playas. Se trata de las esculturas de arena con las que distintos artistas decoran nuestras costas durante los meses de verano. En el Port de Pollença tenemos un ejemplo. Colcea Sorih y Alex son dos de los artistas que exponen sus obras hechas de arena y sobre la arena. El proceso de elaboración es bastante laborioso y el resultado es espectacular, obra de unas manos prodigiosas con excelente pulso y dotadas con una sensibilidad especial para acariciar este delicado material.

Colcea tardó un total de cinco días en realizar los tres castillos de fantasía que hay en una de las calitas del Port de Pollença, justo en frente del paseo. Para evitar que el proceso de elaboración no se viera alterado por la mala voluntad de alguien que quisiera destruir los castillos, siempre, de día y de noche, había una persona vigilando. Al contrario de lo que nos pudiéramos imaginar, la elaboración se inicia de arriba a abajo y lo último que se hace es la base. Una vez que se tiene la estructura general, se perfilan los detalles con la ayuda de una espátula y unos pinceles.

Una vez que la escultura de arena está hecha, Colcea espera unos dos días y la destruye y comienza una nueva. Aunque su especialidad son los castillos, también diseña elefantes, dragones e incluso personas. Colcea, natural de Rumanía, también trabaja en piedra en su estudio, aunque le gusta mucho más la arena ya que «es más fácil». Además ha ganado competiciones en Francia y Holanda y según señala, modestamente, «la gente dice que soy el mejor». Lo cierto es que las playas lucen más gracias a estos artistas de la arena que suelen ofrecernos su trabajo hasta que la marea o la meteorología lo permiten.

Samantha Coquillat