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J.T.B.
Las cosas han empezado a cambiar, sólo tímidamente, en Afganistán tras la caída de los talibanes pero el cambio va a ser muy lento. Todavía se parece demasiado al régimen anterior.

La violencia que sufren las mujeres no tiene parangón. El burka no es más que el símbolo de algo con raíces más profundas: a las mujeres «las casan de niñas», «las cambian por animales» y se utilizan para saldar deudas.

Lo anterior forma parte de sobrecogedor testimonio que trajo ayer a Palma Najia Haneefi, presidenta de la asociación de mujeres afganas AWEC, la única que ofrece atención a las mujeres en prisión.

Najia Haneefi fue la primera periodista que anunció por radio la caída de los talibanes y fundó la primera radio independiente de mujeres del país.

Participó en una conferencia organizada por el Fons Mallorquí de Solidaritat, Mujeres de Negro y Cirujanos Plásticos Mundi. También estaba prevista en un principio la participación de Nadia Ghulan, una mujer que viste ropa de hombre desde hace diez años y que tiene que vivir permanentemente oculta. Pasó el día anterior por Barcelona pero por diferentes motivos evitó su venida a Balears. En Afganistán, según contó Najia Haneefi todavía se mantiene la influencia del intergrismo islamista de los talibanes. Por ejemplo, la nueva Constitución aún remite a la Ley Islámica o Sharia y muchas mujeres siguen ocultándose tras el burka.