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Aunque el amor no se mide por la cantidad de dinero que uno tenga, si es cierto que ello ayuda a querer un poquito más. Al menos para el 14 de febrero, muchos querrían tener todo el oro del mundo para regalar a su pareja lo mejor. Desde auténticas joyas con diamantes, un viaje de ensueño, por qué no un deportivo, un espectacular abrigo o bolsos de marca, hasta una sencilla y hermosa rosa. Cada uno, dependiendo de su economía se esfuerza en demostrar el día de San Valentín lo mucho que quiere a su pareja. Los hombres son quienes más atenciones y regalos más caros realizan. Las mujeres, sin embargo, lo tienen más difícil a la hora de realizar un regalo al novio o marido, pues la originalidad no sale de las corbatas o colonias. Los escaparates con motivo de San Valentín inundan estos días los comercios, lo cual se convierte en un reclamo que anima a adquirir un obsequio para la persona amada. Incluso las pastelerías, y con el corazón como protagonista, realizan pasteles, tartas y demás dulces para completar un día de lo más empalagoso.

Las perfumerías Tin Tin preparan lotes de perfumes o cheques regalo, donde además de la colonia o fragancia favorita, también se obsequia con masajes en chocolate, vino o relajantes.

Incluso los Spa urbanos ofertan desde un circuito completo con cava final para la pareja hasta cambios de look a la pareja. La oferta es amplia y para los que tienen un poder adquisitivo privilegiado pueden hacer brillar más la mirada de su pareja con un exclusivo reloj o sortija con diamantes. Y, aunque su pareja le diga que lo más importante es el detalle, no baje la guardia pues en una sociedad tan consumista como la nuestra, se está perdiendo mucho la tabla de valores. Y si no hagan la prueba, olvídense de comprar nada para su pareja, a ver qué tal les va. Por cierto, si superan la prueba, acudan al día siguiente a comprar un detalle, porque hay cosas que no se olvidan, como «No me regaló nada para el día de los enamorados».

Julián Aguirre
(texto y fotos)