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Quedaban dos días de campaña electoral; prácticamente todo estaba ya dicho y la gran duda, por lo que se refiere a Balears, era si Progressites (la candidatura conjunta de PSM, EU, Els Verds y ERC) conseguiría romper el bipartidismo y convertir a Nanda Ramón en la primera diputada «progresista y nacionalista» que conseguía un escaño en el Congreso.

La manifestación del día siguiente fue histórica. Miles y miles de personas, nada menos que 130.000 según un cálculo aproximado aunque quizá un poco al alza dada la gravedad del acontecimiento, participaron en la manifestación que se había convocado a las siete de tarde. Las 'dos Españas' manifestándose: había pancartas contra ETA pero ya se preguntaba a voz en grito «quién ha sido».

Nanda Ramón tenía previsto celebrar su última rueda de prensa, antes de la foto de fin de campaña, a las once de la mañana del once de marzo de 2004. Aquel día tocaba hablar de política social y hacer un último esfuerzo para arañar votos, aunque fuera a costa del PSOE, que también se lo jugaba todo. Hubo rueda de prensa a las once de la mañana. Pero no se habló de política social. Ramon acudió a la sede de riguroso negro. A Manuel Cámara, también de EU, había algo que no le cuadraba desde el primer momento. Estaba en el Triquet, con otros dirigentes y era como si el mundo se les hubiera venido abajo.

El cabeza de lista del PSOE era Francesc Antich. Tenía visita a mercados o cita en el partido. No lo recuerda bien. Lo que sí sabe es que puso la tele, como cada día, y las imágenes le impactaron de lleno. Los teléfonos no dejaron de funcionar a partir de ese momento. Pensó en ETA, a esas horas todo llevaba a ETA. María Salom, cabeza de lista del PP, encendió mecánicamente la tele. Aquel día tenía visita al mercado en Inca. No hubo visita. La campaña electoral se había cerrado violentamente a las siete horas y 36 minutos de la mañana, cuando en la estación madrileña de Santa Eugenia se produjo la primera de las explosiones.

Josep Lliteres, el candidato de UM, también había madrugado. Primero tenía un visita al mercado y luego la presentación de una iniciativa de reforma estatutaria. Su agenda varió como la del resto de candidatos.

Todos los portavoces y cientos y cientos de personas, miles y miles de personas, millones en toda España se conectaron a la radio y a la televisión y, la gran novedad, a internet. Los medios de comunicación lanzaron ediciones especiales, primero señalando a ETA, y luego ajustaron el trabajo de sus redacciones a la nueva situación. La primera cita en Balears fueron las concentraciones del mediodía, en Palma en la Plaça de Cort. A esa hora, ya se contaba que Otegui había desvinculado, o iba a desvincular, a ETA del atentado. El desmentido oficial llegó al día siguiente aunque a las 22 horas del día once llegó la primera reivindicación de Alqaeda.

La masiva participación obligó a cambiar el recorrido inicialmente trazado. En pocas ocasiones, no más de dos o tres, las manifestaciones que se inician en la Plaça d'Espanya de Palma recorren el Paseig Marítim para disolverse luego en el Parc de la Mar. Aquel día nadie se quería ir. Todos buscaban información y confidencias de unos a otros.

Y eso que, al menos formalmente, la unidad de todos los partidos fue impecable a la hora de reaccionar ante el atentado más infame. Aquí, en el Consolat de la Mar, el president Jaume Matas compareció ante los medios para leer una declaración institucional de condena acompañado por el resto de portavoces, desde Mateu Morro (para entonces al frente del PSM) a Maria Antònia Munar, pasando por Miquel y Margalida Rosselló, Francesc Antich y José María Rodriguez.