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El niño saharaui Kabdur Bachir, de once años, es sin duda un afortunado. Es uno de los 148 niños que fue acogido por una familia mallorquina y que tiene la oportunidad de disfrutar de un inolvidable verano, lejos de la pobreza y de la compleja situación política de su país. Apenas un día en compañía de Kabdur es suficiente para comprobar su alegría. Al preguntarle qué es lo más le gusta de aquí, no dudó un minuto en contestar «tot», en un buen y claro mallorquín enseñado por Lola García, su madre de acogida.

Ya es el tercer verano del niño en la Isla y desde el año 2001 Lola y su compañero Biel Fuster, con la ayuda de su madre Margalita, conviven con el hermano mayor de Kabdur, Hafdala, que con 15 años estudia en Mallorca. En los meses de verano, llega la vez de Kabdur, que por ahora es rotundo en decir que no quiere volver a casa.

El niño, todas las mañanas va al polideportivo de Pollença y ahí puede nadar, jugar al fútbol, hacer acampadas y excursiones. Ya en casa, Kabdur disfruta de la compañía de su familia y de los animales de la casa, que no son pocos. Además de los cuatro perros, la finca tiene caballos y una cabrita domesticada muy especial. La familia afirma que el niño come mucho y que se quedó encantado cuando vio el mar por primera vez. Lola anima a todas las familias a adoptar la iniciativa, ya que según dice, es una experiencia enriquecedora y que no supone grandes gastos.

Gabriela Albertoni