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s la única mallorquina que vive en la ciudad de Kota Kinabalu, la capital de Sabah, un estado de Malasia en la isla de Borneo, frente al mar de China. A 12.000 kilómetros de distancia de Mallorca. En esta ciudad, hace 23 años que vive Ana María Martínez Sastre, casada con un chino de la misma ciudad de Sabah. Se conocieron en Londres cuando ambos estudiaban inglés. «En una fiesta de cumpleaños, cuentan Ana y Cheng, aquel día necesitamos un traductor, ya que ni ella entendía el chino, ni yo el español, y estábamos empezando a hablar en inglés; sin embargo, desde ese día no nos hemos separado». Tienen dos hijos Vanesa y Javier Cheng Kin Chong Martínez. Vanesa actualmente está estudiando en una universidad de Australia y Javier termina sus estudios previos a la universidad. Los dos hablan el chino, el español, el malayo y el inglés.

Causa extrañeza que una mallorquina se haya adaptado en un ambiente tan distinto al nuestro; sin embargo, se le muy feliz y cuando habla de Malasia lo hace con pasión. Motivos tiene.

Ana María hoy hace de guía a un grupo de españoles que celebran un congreso en Malasia. Se trata de la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo. Acabamos de tener una reunión con el secretario general del Ministerio de Turismo de Malasia, Batuk Dr. Victor Wee, quien, entre otras cosas, ha dicho que sólo 15.179 españoles visitaron este país el año pasado. Actualmente, sin embargo, ya hay 25 compañías españolas establecidas en Malasia, entre ellas la mallorquina Sol Meliá, que tiene un hotel en la capital Kuala Lumpur, donde se encuentran las célebres torres Petronas, hasta hace muy poco las más altas del mundo.

La primera impresión que uno recibe al llegar a Malasia es de modernidad. Es un pueblo que esta abierto al futuro con edificios vanguardistas que extrañan al visitante. Hoteles de lujo y un ambiente sumamente agradable. El malayo se caracteriza por su hospitalidad y por su tolerancia. En pocos países del mundo se ve tanta tolerancia y respeto hacia otras creencias y costumbres. El malayo siempre sonríe y se le ve feliz. Tiene un carácter eminentemente receptivo hacia otras nacionalidades, por ello el Ministerio de Turismo esta empeñado en la formación de todas las personas para que sepan atender al turista.

Mateo Cladera
(texto y fotos)