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El conflicto surgido como consecuencia de la intervención de las autoridades del Chad para impedir el vuelo a Francia de un avión cargado de niños que, supuestamente, habían sido acogidos por una organización no gubernamental gala para su posterior entrega en adopción ha dejado en evidencia un más que probable tráfico ilegal de personas en el que, por desgracia, de manera colateral pueden verse involucrados ciudadanos españoles; los tripulantes del avión.

El Arca de Zoé es el nombre de la organización que pretendía enviar a más de un centenar de niños hasta Francia sin que, por el momento, se hayan esclarecido las circunstancias en las que esta ONG estaba interviniendo en este transporte casi masivo. Desde el primer momento, las autoridades francesas ya pusieron en duda la legalidad de toda esta operación, toda vez que la captación de los niños se produjo, según todos los indicios, sin ningún tipo de garantías. Por tanto, la intervención del Gobierno del Chad "que mantiene una clara tensión diplomática con Francia" ha permitido sacar a la luz un execrable tráfico de niños, casi con probabilidad intentando aprovechar la confusión generada por el conflicto que azota la región de Darfur.

De todos modos, la actuación sin escrúpulos del Arca de Zoé no debe justificar el rechazo generalizado a las miles de ONG de todo el mundo que trabajan de manera altruista, tratando de ayudar o colaborar a los más necesitados.

Es poco probable que la tripulación del avión haya tenido responsabilidad alguna en los hechos que imputan las autoridades del Chad a la ONG francesa, por lo que sería lógico que los esfuerzos diplomáticos dieran sus frutos y regresaran a sus hogares lo antes posible.