Las calles parecían ríos de gente que recorría los más de ocho kilómetros de feria.

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Un año más Inca ha vivido un Dijous Bo por todo lo alto. Aunque a primera hora de la mañana de ayer, tanto vecinos, como visitantes y autoridades estaban con un ojo puesto en el cielo, la verdad es que la lluvia intermitente no impidió vivir y pasear por todas las calles que conformaron la feria de las ferias de Mallorca.

Según fuentes municipales, unas 150.000 personas se acercaron durante la tarde del Dimecres Bo, la marcha de la madrugada del jueves y el día del Dijous Bo hasta la ciudad de Inca aunque, eso sí, con el paraguas en la mano y en ocasiones abierto para guarecerse de la lluvia.

También, y como manda la tradición, a las diez de la mañana las principales autoridades de la Isla se reunieron en las puertas del Ajuntament y el alcalde, Pere Rotger, ya rezaba para que el tiempo acompañara para poder pasear por toda la ciudad. «Es la feria de Mallorca y esperamos que haya más gente que nadie», dijo el alcalde orgulloso de representar el municipio que durante todo el día de ayer fue el centro de atención.

Entre las autoridades, también se encontraban los inqueros Xisca Vives y Mateu Cañellas, que este año han vivido su primer Dijous Bo como consellers del Govern y Francina Armengol, también de Inca, que este año ha vivido la fiesta como presidenta del Consell de Mallorca. Durante sus parlamentos, Vives destacó que «es un día lúdico que invita a recorrer las principales calles y degustar la gastronomía», por su parte, Francina Armengol se mostró ilusionada de poder actuar de manera institucional en su ciudad.

M. Nadal/M. Medrano