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La compañía Baleària y la dirección científica de la Universitat de València presentaron ayer un programa de cooperación que permitirá llevar a cabo un seguimiento de cetáceos y otras especies marinas, como las tortugas, para determinar los efectos de la contaminación en el Mediterráneo. La investigación tendrá una duración de un año y su objetivo es determinar variaciones en las poblaciones de cetáceos y verificar si su situación es estable o se encuentran en regresión. En definitiva, estudiar el estilo de vida de especies consideradas por los científicos como indicadores relevantes del ecosistema marino.

Celia Agustí, bióloga de la Universitat de València, afirmó que la salud del Mediterráneo es mala, algo que han podido constatar porque la mortandad del delfín listado se ha disparado este verano. Este tipo de delfín, en regresión, es una de las especies que presenta más contaminantes. «Sólo en 1990 y 1991 hubo tantos ejemplares muertos como en 2007», dijo.

El estudio está promovido por la fundación Avinença y cuenta con el apoyo de la Generalitat y del Oceanográfico de Valencia.
En el mismo tomarán parte 200 voluntarios que realizarán mensualmente las rutas Palma-Eivissa-Denia y Palma-Valencia para observar a los animales.
Asimismo, los expertos elaborarán un protocolo para que las tripulaciones de Baleària puedan llevar a cabo observaciones 'oportunistas', anunció Joan Cerdà, director de comunicación de la naviera.

Celia Agustí explicó que se estudiarán 15 especies, entre ellas, la ballena, el cachalote, el zifio de cuvier, el delfín listado, el delfín mular, el calderón negro y el calderón gris. Asimismo, se estudiarán la tortuga boba y la tortuga laud.