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William tiene cuatro años y acaba de acceder a segundo nivel de Preescolar. Tiene siete hermanos, más de la mitad de padres diferentes. Todos viven en Bello Amanecer, en el extrarradio de Managua, un barrio considerado de «alerta roja» por la Alcaldía de la capital nicaragüense, donde el paro supera el 70 por ciento y la pobreza afecta a más del 90 por ciento de los 30.000 vecinos. Este año William empezará a estudiar en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe, un centro gestionado por Amico (Amistad Misionera en Cristo Obrero), gracias a una beca escolar ofrecida desde Mallorca.

De hecho, desde que la ONG mallorquina Amico Baleares inició este proyecto de ayudas hace ya cuatro años, ya son más de 200 los niños y niñas de los barrios Bello Amanecer, San Isidro y el pueblo de Diriomo que estudian con el apoyo de las Islas y también de familias peninsulares. La beca tiene un coste de 75 euros al año (incluye material escolar, uniforme, mensualidades) y las gestionan las religiosas de Amico en Nicaragua, sin intermediarios.

«Es una ayuda importantísima para los niños. La situación en Nicaragua no es buena y muchísimos niños no pueden estudiar porque su madre o la persona que se hace cargo de ellos no tiene recursos casi ni para comer», afirma la religiosa mallorquina Esperanza Garau, delegada en España de Amico.

Proyectos

Voluntarias de Amico Baleares viajaron este mes a Nicaragua para visitar a los becados, entregarles las cartas de sus padrinos, traer a Balears nuevas peticiones de becas (más de 50) y supervisar los últimos proyectos ejecutados; entre ellos, la construcción de un campo de fútbol en el colegio Cristo Obrero, de San Isidro (con ayuda del Ajuntament de Palma), y la dotación de equipamiento médico en el dispensario de Amico en San Isidro por parte de la Fundación Barceló.