TW
0
VICTORIA GRIMA El prestigioso psicólogo Bernabé Tierno afirmó ayer que una persona optimista vive entre 8 y 10 años más que una pesimista, independientemente de su estado de salud. Durante una conferencia en el Caixa Forum, titulada La Felicidad en tiempo de crisis: optimismo vital, Tierno aseguró que la propensión a juzgar las cosas en su aspecto favorable influye en el desarrollo de la existencia, «tanto como los buenos genes y los hábitos saludables».

No es el único beneficio que, a su entender, reporta afrontar la vida de manera positiva. Según apuntó, este tipo de personas tiene menos probabilidad de sufrir depresión, al tiempo que gozan de «mejor salud tanto física como psicológica».

Unos aspectos que, insistió, se vinculan al propio estilo de vida de los optimistas, «acostumbrados a llevar un día a día más saludable porque, por ejemplo, andan más».

Igualmente, Tierno puntualizó que estas personas «buscan más el contacto físico interpersonal, son más acogedoras, más cercanas y tienden a tener más amigos».

Según destacó, este enfoque ante la vida, «permite a los optimistas crearse mayores oportunidades para el éxito».
El psicólogo se mostró también convencido de que esta actitud «potencia el sistema inmunológico y si lo tienes bien, potencia las defensas físicas del organismo».

En este sentido, puntualizó que «genera más feromonas y endorfinas y produce un estado emocional más positivo».
Durante su intervención, presentada por la consellera de Asuntos Sociales, Fina Santiago, Tierno agregó que el optimista «tiene menos riesgos de contraer el resfriado y de sufrir desgaste cardiovascular».

Asimismo, insistió en que el optimismo reduce el estrés y la ansiedad, a la vez que «activa, como la risa y el sentido del humor, los placeres para que, por ejemplo, el enamorado se enamore a tope», insistió.

Según subrayó, estas personas «tónicas o médicas contagian su actitud a los de su alrededor», frente a las «tóxicas». El pesimista, señaló, «interpreta la realidad en aspectos negativos, trae el pasado dañino al presente y lo destroza también de cara al futuro». Además, reprochó, «hace bueno su pesimismo, por lo que acaba teniendo lo que se merece».