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Hugo Chávez ha perdido el referéndum que convocó para modificar algunos artículos de la Constitución venezolana, en la mayoría de los casos para transferir más poder económico a la presidencia. La victoria, muy ajustada, de la oposición abre una nueva etapa política en ese país caribeño.

El resultado de los adversarios de Chávez ha desencadenado una cascada de reacciones en los principales países y organizaciones con intereses en la zona, la mayoría de ellas coincidentes en destacar el duro revés que significan estos resultados para el peculiar dirigente venezolano, el cual se ha visto obligado a admitir su derrota 'por ahora'. El triunfo de los opositores al régimen chavista ha sorprendido a los propios integrantes del «Bloque del No», a los que las encuestas oficialistas daban, hasta el último momento, como claros perdedores en este plebiscito. En parecidos términos se recibieron los datos finales de la consulta en las cancillerías.

A corto plazo no tardarán en conocerse las consecuencias del debilitamiento de Hugo Chávez, tanto en el frente interno como en el externo. El tono amenazador con el que el presidente venezolano se ha dirigido a sus adversarios políticos no hace presagiar nada bueno, mientras que en el plano internacional su derrota frena su capacidad de influencia en los países vecinos por medio de lo que él llama «revolución bolivariana».

El histrionismo de Hugo Chávez ha fracasado de un modo estrepitoso en esta ocasión en lo que se interpreta como el primer síntoma de su declive. La cuestión radica en determinar el alcance de este deterioro y las consecuencias políticas que puede acabar teniendo en un país, Venezuela, que es uno de los principales productores de petróleo y con una convulsa historia reciente, teñida de corrupción y golpismo.