TW
0

Dieciséis vuelos cancelados, sesenta retrasados y miles de pasajeros afectados es el balance de las consecuencias de la niebla en el aeropuerto de Son Sant Joan durante la jornada de ayer. Las incidencias en el tráfico aéreo se incrementaron por dos circunstancias, el fin de la vacaciones de Navidad y el que fuera festivo en ocho comunidades autónomas.

Lo más llamativo de lo ocurrido ayer es que la implantación del sistema ILS en Son Sant Joan no ha impedido, al final, que los aviones queden en tierra y que durante unas horas el tráfico aéreo quedase suspendido. La seguridad es un principio al que jamás deben renunciar las compañías, pero también es cierto que con los sistemas de vuelo con visibilidad reducida que instaló AENA en 2004 parecía que los problemas estaban resueltos. Está claro que no ha sido así.

De todos modos, el punto más grave se centra en el tráfico interinsular. Los aparatos que utiliza Air Nostrum para cubrir estas líneas no están en condiciones de utilizar el procedimiento ILS, razón por la que todos los vuelos cancelados ayer en Son Sant Joan fueron las conexiones con Menorca y Eivissa. Aviones más avanzados técnicamente permitirían resolver, o al menos paliar, las consecuencias de una jornada como la de ayer en la que la niebla se posó sobre las pistas de Son Sant Joan.

En demasiadas ocasiones se ha advertido el trato discriminatorio que tienen las conexiones aéreas entre los aeropuertos de Palma, Maó y Eivissa, los cuales ayer quedaron incomunicados ocasionando no pocas molestias a los pasajeros afectados. Son ya demasiadas las razones que obligan a los responsables de todas las administraciones implicadas a buscar una solución real al tráfico aéreo interinsular que ahora es caro, insuficiente y tecnológicamente retrasado.