A medio gas. Así es como han empezado las rebajas de enero de 2008. Lejos quedan ya las imágenes de años anteriores en las que se formaban largas colas antes las puertas de las grandes superficies.
Pasadas las nueve de la mañana, algo menos de un centenar de personas esperaban ante las puertas de El Corte Inglés de Avenidas. La principal novedad de este año es que se abrieron dos puertas, para garantizar la privacidad de aquellos clientes que no querían que se les viera en las rebajas. Las carreras y los empujones para conseguir el artículo deseado dieron paso a la tímida aceleración del paso de algunos de los clientes.
La tranquilidad fue la nota predominante a primera hora de la mañana cuando, a excepción de los letreros, nada hacía suponer que habían comenzado las rebajas.
La imagen era aún más desoladora en el pequeños comercios. Aquí nada de colas, es más, a primera hora de la mañana la mayoría de ellas estaban casi vacías. De este modo, la animación era escasa en las calles Sindicat y Oms. En la calle Sant Miquel había un poco más de ambiente, aunque no más del que había hace una semana.
Diferente era la imagen de Porto Pi y de Jaume III, donde la afluencia de gente era mayor y se respiraba un ambiente más típico de rebajas.
En Porto Pi, las colas de algunos establecimientos llegaban casi hasta la calle y los clientes demostraban más su nerviosismo y casi ansiedad por encontrar alguna ganga.
Lo mismo ocurría en la calle Jaume III, donde el ir y venir de gente era constante incluso a mediodía, cuando algunos aprovecharon el descanso del trabajo para ir de compras.
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