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XAVIER GISPERT ZEGRÍ Ante la preocupación que ha golpeado Mallorca a raíz de la llegada a las costas de Santanyí la semana pasada de más de 30 inmigrantes procedentes de Argelia, la comunidad argelina integrada en Balears envía un mensaje muy claro sobre cuál es la mejor solución a este problema: «ofrecer más facilidades para obtener visados de trabajo al Estado español», en palabras del presidente de la Asociación de Inmigrantes Argelinos en las Islas Baleares, Noreddine Belmeddah.

Esta «solución» puede parecer un remiendo que sólo potenciaría el llamado «efecto llamamiento». Pero para Belmeddah es evidente que si se dan más visados para trabajar legalmente, una persona que quiera venir lo hará por esta vía, y no por la clandestina.

Y si, en cambio, no encuentra trabajo, «volverá a Argelia y otro año lo probará de nuevo por la vía legal», ya que es más seguro y sabrá que puede entrar y salir como cualquier otra persona, explica el presidente de los argelinos en Mallorca.

De momento, sin embargo, todos los inmigrantes clandestinos que fueron detenidos entre el miércoles y viernes pasados, o serán expulsados o, en dos o tres casos, juzgados si se demuestra que conducían la patera.

Belmeddah apunta que detrás de esta cuestión también hay un conflicto de derechos: ¿por qué un mallorquín puede conseguir un visado en Argelia y no al revés?», remarca indignado.

De hecho, como presidente de la comunidad argelina en Balears, Belmeddah tiene contacto directo con la inmigración magrebí. Los últimos días ha trabajado codo con codo con la Guardia Civil y ha estado en contacto con los jóvenes argelinos que llegaban.