La renuncia de Fidel Castro a la presidencia de Cuba y a la dirección de sus Fuerzas Armadas es un episodio más de su retirada, iniciada hace ya más de un año y medio tras una delicada intervención de la que nunca se han conocido los detalles.
Ahora se abre una nueva etapa con la incógnita de quién será la persona que sucederá a Castro, aunque todos los indicios apuntan a que se mantendrá su hermano Raúl como máximo dirigente de la política cubana. Sin embargo, éste no es el único punto que queda por confirmar de cara al futuro de Cuba, más trascendencia tiene saber qué papel se reserva Fidel para los años que le pueden quedar de vida, si su retirada es real o ficticia.
La mayoría de los países occidentales consideran que la situación actual propicia un clima favorable a la democratización del régimen cubano, un proceso en el que apenas se han logrado avances durante el prolongado mandato de Fidel Castro, que ha permanecido en el poder ejerciendo una implacable persecución de la disidencia política. Sin embargo, la previsible tutela de Fidel sobre su hermano no invita al optimismo aunque todavía es pronto para vaticinar la nueva orientación que puede tener la política en Cuba, cuya economía sobrevive a duras penas gracias, en buena medida, a las inversiones extranjeras.
Fidel Castro cierra 49 años de liderazgo en Cuba tras un golpe revolucionario que acabó con el régimen dictatorial y satelitelizado de los Estados Unidos que encarnaba Fulgencio Batista y protagonista, también, de uno de los episodios más críticos de la Guerra Fría con la crisis de los misiles del año 1962, que a punto estuvo de provocar un enfrentamiento nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Ahora sólo cabe esperar y ver qué rumbo toma Cuba.
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