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Psicólogos, psiquiatras y terapeutas expertos en el tratamiento de adicciones están de acuerdo en que las personas que sufren adicción a la cocaína pueden desarrollar una doble vida y otro tipo de adicciones.

Juan Manuel Quetglas, director general de Projecte Home Balears, manifiesta que «normalmente las personas con problema de adicción no suelen ser adictas a una sola sustancia, además pueden ir acompañadas de adicciones sin sustancia, como puede ser al sexo o al juego patológico». Preguntado por si los cocainómanos desarrollan una doble personalidad, Quetglas manifiesta que «no hay ninguna relación demostrada en este supuesto, lo que si se manifiesta en la mayoría de los casos de personas adictas a la cocaína es una doble vida. Una de ellas caracterizada por la vida habitual y otra en la que la relación y el consumo se hacen de manera oculta al circulo habitual de familiares y amigos».

Por su parte el psiquiatra especialista en adicciones y director de la Clínica Capistrano, José María Vázquez Roel, explicó, en declaraciones a Europa Press, que el perfil de los adictos al sexo se corresponde con el de los enganchados a la cocaína, que suelen ser personas de edad media, buena posición económica y en su mayoría hombres y añadió que alrededor del 30% de las personas que están enganchadas a la cocaína tienen también problemas de adicción al sexo.

La psicóloga Isabella Di Carlo explica que la cocaína fomenta la «omnipotencia», es decir, hace que las personas que consumen esta droga crean que «tienen todo el poder» y que «se sienten invulnerables cuando consumen, pero cuando no consumen tienen unos bajones espantosos, lo que hace que vaya aumentando más y más el consumo».

Para el psiquiatra Miguel Lázaro «la cocaína es el gran disolvente universal. Disuelve la familia, el trabajo y las relaciones interpersonales», afirma y matiza que «sólo se conoce la punta del iceberg, en Palma hay mucho consumo de esta sustancia».

Por su parte Gonzalo Adán, psicólogo y presidente del Instituto de Estudios Sociales, sostiene que «ni la cocaína ni ninguna otra droga modifica la personalidad» y que la gente que ha conseguido desengancharse «lo ha hecho en un cien por cien».