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Muchas familias de Mallorca se juntan estos días para hacer las panades y robiols típicos de estas fechas. Se trata de una tradición que todavía se conserva y, a pesar de que a lo largo del año podemos encontrar estos productos en cualquier pastelería, en estos días todos quieren hacer los suyos propios.

Varias generaciones conviven durante horas en las que los más mayores enseñan a los más jóvenes una de las tradiciones mallorquinas que todos reviven durante la Semana Santa. En estos días se rescatan las recetas apuntadas que han ido dejando las abuelas y que, año tras año, se siguen al pie de la letra.

Primero las panades, y después los robiols y los crespells. Todos siguen atentos las explicaciones de los más veteranos, que se encargan de enseñar a los más jóvenes, deseosos de aprender a elaborar los productos típicos de estas fechas. Sin embargo, las controversias entre unos y otros no tardan en aparecer. Así, algunos sólo aparecen a la hora de comer y no dejan ni rastro a la hora de elaborarlas. También es muy típico hacer fuego en el horno de leñas para cocer las panades y robiols, especialmente en casetas de la Part Forana.

Los principales ingredientes de las panades son los guisantes y la carne de cordero, aunque también los hay que hacen algunas de pescado para poder comer el Viernes Santo. En cuanto a los robiols, los hay de requesón, mermelada, cabello de ángel, crema, e incluso chocolate, aunque hay familias que van innovando cada año. Otro dulce, que es el preferido de los más pequeños, ya que los elaboran ellos mismos, son los crespells. Esas pequeñas galletas de pasta de robiol son la gran diversión de los más pequeños, que los hacen de diferentes formas y tamaños.

Así, en muchos hogares mallorquines la tradición de hacer panades y robiols durante estas fechas se convierte en una fiesta donde todos, grandes y pequeños, participan, algunos enseñando, otros aprendiendo.