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La situación en Kosovo se está comenzando a normalizar, toda vez que es la propia policía kosovar la que está interviniendo para controlar los incidentes que tienen lugar en la ciudad de Mitrovica, provocados por grupos serbios que tratan de lograr la secesión de la región y debilitar, así, el proceso de independencia. Tropas españolas se han visto en la obligación de intervenir en el conflicto, al igual que unidades de otros países, sin tener, afortunadamente, víctimas de consideración en unos momentos de máxima tensión. Mitrovica no está en el sector asignado a España, pero el Estado Mayor del mando multinacional decidió que una compañía españlola acudiese al lugar del conflicto.

No deja de resultar paradójico que España, que no ha querido reconocer la independencia de Kosovo, tenga que intervenir, precisamente, en defensa de las tesis de los actuales mandatarios kosovares que han proclamado la separación de Serbia. Más allá de las consideraciones políticas coyunturales, lo cierto es que el Ejército español se encuentra en Kosovo realizando una misión de paz cumpliendo con el mandato de las Naciones Unidas. Sería absurdo plantear ahora el retorno de las tropas españolas cuando más necesaria es una fuerza de interposición para evitar otra guerra civil
Es en este contexto en el que se explica la presencia de militares españoles en Kosovo y, a partir de mediados del próximo mes de abril, de la Agrupación Táctica Baleares II que sustituirá a la Agrupación Táctica Ceuta, algunas de cuyas unidades se han desplegado en Mitrovica para intervenir en los choques que han protagonizado manifestantes serbios. No será ésta la primera ocasión que militares de Balears participan en misiones de paz en la ex Yugoslavia, aunque nunca en un ambiente tan tenso como el de los últimos días. La preparación de todos los efectivos que participarán en esta delicada misión se ha realizado con sumo cuidado para no dejar ningún detalle al azar, un entrenamiento que es la mejor garantía de seguridad en un regreso feliz de todos.