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El aeropuerto de Palma siempre ha tenido una posición estratégica a nivel aeronáutico español y europeo desde el «boom» turístico de los años 60, que se confirmó con la creación de las principales compañías chárters a mediados de los 80. Son Sant Joan se consolidó entonces como la principal base y sede de las compañías aéreas españolas, de ahí que el anuncio de venta de Spanair y su posible marcha de Palma, es un factor que preocupa a las instituciones, sindicatos y al propio Govern, por lo que ello supone de pérdida de puestos de trabajo.

En estos momentos, Palma es la sede y base oficial de siete compañías aéreas: LTE, Air Europa, Spanair, Hola Airlines, Iberworld, Aebal y Futura.
La decisión estratégica de éstas aerolíneas de tener su base en Palma, conlleva un alto valor añadido, puesto que genera la creación de entre 7.800 y 9.300 empleos directos, según la época del año, puesto que en temporada alta se incrementa su número y desciende en los meses de temporada baja y media.

En el gráfico adjunto se puede apreciar el impacto laboral por cada aerolínea, así como la flota de la que consta cada compañía aérea, destacando por su volumen Air Europa (grupo Globalia) y Spanair (grupo Marsans).

El Govern siempre ha apostado por el sector aeronáutico, ya que crea puestos de alto valor añadido y diversifica, en este sentido, la tradicional actividad turística, más aún cuando se crean negocios alternativos a la propia actividad aérea, como es el mantenimiento de aeronaves, «handling» (atención en tierra a aviones y pasajeros) o los servicios de centrales de reservas.