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Me han preguntado a veces cómo funciona Dentistas sobre Ruedas. Qué les mueve a dentistas, protésicos, enfermeros, voluntarios, etc. a viajar a Àfrica y a estar un mes aquí, trabajando sin percibir nada a cambio. Pues les mueve el espíritu de solidaridad. Nada más que eso. Echar una mano a quienes tienen problemas de higiene bucal y que no tienen ninguna posibilidad de resolverlos. Sólo eso. Los que trabajan por cuenta ajena, aprovechan las vacaciones o los días libres. Los que tienen consulta abierta, la cierran y dejan de trabajar en ella durante el tiempo que están fuera. Así de simple. Sin ánimo de lucro ni nada que se le asemeje, sino pura solidaridad, ya digo.

La jornada, tras dormir en sacos, sobre el suelo puro y duro, se inicia temprano, casi con el alba. Sentados en el suelo, se desayuna con un café con leche y pan con mantequilla, y sobre las ocho y media se empieza a trabajar. Dentistas en la clínica-camión y en unas dependencias que la Junta del Puerto de Nonpoul "vamos a llamarlo Junta del Puerto" cede a DSR. Protésicos en un pequeño laboratorio que se han organizado en el interior de otro de los camiones. En los tres sitios se trabaja duro, sin descanso, pues los pacientes a atender, que esperan desde bastante antes de que lleguemos, son muchos.

Mientras tanto, la vida de Lompoul, sigue. Pura rutina. Lo mismo de siempre. No sé si es una ventaja o un inconveniente, pero en Àfrica, donde nada es igual, ni siquiera las gentes, el tiempo es subjetivo, depende de cada cual. Una hora no tiene los mismos minutos para un pescador, que para un campesino, o para la mujer que se queda en la choza, o para el ocioso, o para el que con su carro va a cualquier sitio llevando cualquier cosa, o para el vendedor ambulante, o para los niños que juegan junto a la carretera, o para el que, huyendo de la miseria de su aldea y tratando de buscar otros futuros en pueblos mayores, o en ciudades, queda atrapado en la falta de trabajo, y lo peor, que no sabe echar marcha atrás y regresar, convirtiéndose en un anónimo, en nadie, en nada. Sí, para todos el tiempo no tiene el mismo valor. En cambio para DSR, que tienen que atender mil casos, la hora son sesenta minutos, ¡que ojalá tuviera cien! De ahí que se apure la mañana hasta las tres de la tarde, en que se hace un alto para comer, también sobre el suelo, para reanudar a la cinco y terminar no antes de las diez y media de la noche. Cena, algo de sobresuelo, pues la mesa sigue siendo el suelo, y a dormir. Porque en un lugar sin luz, sin bares, sin restaurantes, sin discotecas, donde además se trabaja en no muy buenas condiciones, aunque sea en el suelo, metidos en un saco, hay que tratar de reponer el desgaste, que en esos lugares, con calor, moscas, mosquitos, entre sangre, es mayor.