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La Feria de Abril empieza a llegar a su fin. Será el segundo fin de semana en el que el recinto de Son Rossinyol reciba la masiva afluencia de público. El miércoles por la noche fue el aperitivo de lo que se avecina hoy viernes y mañana sábado. Una auténtica marea humana aprovechó la víspera de la festividad del 1 de Mayo para acercarse a las casetas y animarse a tomar las bebidas propias de esta fiesta: la manzanilla, el fino, la cerveza y, como no, el ya casi archifamoso 'rebujito'. Eso sí, acompañado de una buena tapita de jamón o 'pescaito'.

El centro de gravedad de la noche palmesana bascula en torno al recinto ferial. Si la afluencia es masiva, como el miércoles por la noche, y en las casetas no cabe ni un alfiler, la solución está en el tradicional 'botellón'. Los aledaños de la feria le quitaron el protagonismo al Passeig Marítim. Allí se desplazó la gente más 'menuda', o aquella que tiene menos poder adquisitivo para tomarse unas copas y pasar una noche de fiesta. La diferencia con el Passeig Marítim es sustancial, en Son Rossinyol la música era mayoritariamente andaluza, aunque también se podía escuchar el consabido 'bacalao'.

En el recinto ferial propiamente dicho; o sea, en el interior de treintena de casetas que en esta edición han abierto sus puertas, el ambiente fue festivo, con colorido y sevillanas. La gente animó la fiesta hasta altas horas de la madrugada. Luego vendría el hacer largas colas para conseguir un taxi.

Se aproxima el epílogo de una fiesta que con los años ha ido calando y consolidándose entre la población de Palma, pero habría que potenciar, por parte de la organización aún más si cabe, la feria durante el día.

El domingo se pondrá el colofón a la Feria de Abril con la celebración de una misa rociera (con la actuación del coro de la Casa de Andalucía), uno de los actos con más arraigo y que mayor admiración y fervor despierta entre los que acuden al Real. Pero antes queda por delante un fin de semana para 'apurar los últimos tragos' de una fiesta que se ha convertido ya un clásico en el calendario de Palma.

El Real de Son Rossinyol vestirá sus mejores galas y acogerá a miles de personas, jóvenes y mayores, que podrán disfrutar de una fiesta que tiene sus adeptos y sus detractores, pero que viene marcando el calendario de Palma desde hace ya años el último fin de semana de abril y el primero mayo. ¡Que no decaiga la fiesta!

Cristián Castro