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Tal día como hoy, hace 200 años, comenzó en Madrid una sublevación popular que desencadenaría la Guerra de la Independencia, un acontecimiento del que, al margen de las interpretaciones épicas más interesadas, se derivaron no pocas consecuencias políticas en España. La perspectiva histórica del levantamiento ciudadano todavía sigue siendo materia de estudio, pero es indudable que el conflicto hizo surgir un sentimiento nacional, al mismo tiempo que generaba una división entre patriotas y la élite de los afrancesados. Además de la devastación industrial y agrícola de España, en el terreno político la Constitución de 1812 aceleró el proceso de descolonización en América y abrió un período de guerras civiles que enfrentó a los absolutistas y los liberales.

Aunque con retraso "las informaciones de Madrid tardaron semanas en llegar", Balears también vivió su particular Guerra de la Independencia, a pesar de que en las Islas no se vivió ningún episodio bélico. Distintos militares mallorquines y menorquines se vieron involucrados en diferentes bandos del conflicto, aunque la sociedad balear en su conjunto se decantó de manera unánime en favor de los sublevados contra el francés y sus colaboradores.

Una de las consecuencias más lamentables de la Guerra de la Independencia fue, sin duda, el desembarco de miles de prisioneros galos derrotados en la batalla de Bailén. El cruel abandono en Cabrera de aquellos hombres propició que acabaran diezmados por el hambre y las enfermedades, un holocausto del que todavía se siguen conociendo nuevos detalles.

La historia ya no se puede modificar. Hoy, transcurridos 200 años, la Guerra de la Independencia vuelve a la actualidad.