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ras un mes de intenso trabajo, repartido entre Mauritania y Senegal, «Dentistas sobre ruedas» ha puesto punto final a «Àfrica 2008». Y lo ha hecho con gran satisfacción, pues los quinientos pacientes previstos han sido superados con creces. Encima han dejado una pequeña clínica dental en Maghama (Mauritania), dotada de sillón de dentista y de otros elementos, entre ellos la ambulancia que les donó el doctor García Ruiz, y se traen a Mallorca el reconocimiento a su labor de parte del gobierno senegalés, como se lo hizo saber una semana atrás la ministra de Sanidad, y la propiedad de un terreno en la entrada de Lompoul, que en breves fechas decidirán a que dedican lo que construyan en él -pues lo del hospital ha quedado un poco en el aire-, que de hecho tiene dos casas edificadas y mucho terreno.

Pero, tal vez, la novedad de «Àfrica 2008» haya sido que DSR han llevado hasta esos dos países, además de a Marcelo, fundamental a la hora de montar equipos, a protésicos, que han dejado alrededor de cincuenta prótesis colocadas en otras tantas bocas; prótesis que han fabricado en un camión habilitado para tal menester. Y hay que ver la alegría que le entra a aquel que llega sin dientes y se va con una dentadura completa, o parte de la misma. Hay que ver la carita de felicidad que se le pone, y más cuando hacía cuentas de que con el tiempo sus encías terminarían haciendo callo convirtiéndose en algo parecido, aunque salvando las distancias, a una dentadura.

Según nos comentaba Marga Coll, enfermera mallorquina que presta sus servicios en el Centre de Salut de s´Escorxador, y enrolada en Àfrica 2008 "de principio a fin, o sea, durante un mes- y que ha estado visitando localidades, tanto mauritanas como senegalesas, para ver como funcionan los servicios sanitarios en ellas, señala que la precariedad en unas y en otras son notables: «Se carece de lo más básico; se desconoce la importancia que tiene una buena higiene, tanto personal como de la vida diaria, lo cual queda reflejado en los cuidados de enfermería donde aquélla brilla por su ausencia; en Mauritania falta atención oftalmológica, y carecen de programas de nutrición infantil y atención a la mujer en general.»

«En cuanto a Senegal, lo que más me ha llamado la atención es que si bien el consultorio tenía cierta higiene, carecía de medios. Todo lo contrario que Mauritania, donde hay más medios y elementos, pero que no los utilizan, o bien porque no saben o porque no quieren. En Senegal disponen de programas de prevención en cuanto a paludismo, de atención a la mujer embarazada, parto y puerperio, consejos de alimentación infantil así como de higiene, pero carecen de un simple frigorífico, por lo que no pueden llevar a cabo programas de vacunación. Tampoco, como hemos dicho, en los consultorios no disponen de camillas, las cunas no tienen colchón y los pacientes han de ser atendidos en el suelo».

No nos extraña, pues, que en el momento de la partida, pacientes de uno y otro país entonaran aquello de Ba benen yon. Hasta la próxima.