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De todos los encantos que ofrece al visitante la ciudad de Palma, son los patios, auténtico corazón del Casc Antic, el secreto mejor guardado y revelado por estas fechas todos los años a residentes y turistas, en torno a la fiesta del Corpus.

El programa Festes de Primavera 2008, presentado en el patio del Estudi General Lul.lia` como punto de encuentro y que se prolonga hasta el día 14 de junio, permite descubrir muchos de estos espacios llenos de arte e historia.

Hasta 60 patios se han incluido en el catálogo del Ajuntament este año, entre la Ciutat Alta y la Ciutat Baixa. Unos abiertos a la visita y otros de interés, que se pueden ver desde la calle. Conocer su historia, estilo arquitectónico y las anécdotas vinculadas a sus moradores, son durante estas semanas desvelados por los guías en seis idiomas, de lunes a sábado, de 10.00 a 13.30 horas y de 16.00 a 19.00, y los domingos y festivos de 10.00 a 13.30 horas.

Acompañados por Beni Aguiló en un itinerario y por Raúl Solano, en el alternativo, tuvimos oportunidad de disfrutar del patrimonio y la tradición mallorquina mas ancestral, con el aliciente añadido del componente musical que representa el programa nocturno de conciertos.

Los patios de los grandes casales nobilarios han llegado a nuestros días como evocadores vestigios de un pretérito esplendoroso, hasta constituir el elemento más emblemático de la arquitectura civil de la ciudad. Espacios que han despertado la admiración de artistas y literatos que a lo largo del tiempo han gozado de su peculiar atmósfera, entre el silencio y la penumbra.

El gótico, el barroco, el renacimiento, el neoclasicismo, el eclecticismo o el modernismo se suceden en sus vetustas estructuras, dejando su huella a lo largo del tiempo. Es un mundo antaño abierto a la ciudad donde coexistían propietarios, en la planta noble y mercaderes en el propio patio, con los accesos del servicio y espacios para los carruajes. Lugares muy vinculados a la vida social entre los siglos XVII y XVIII, que con el tiempo han pasado a formar parte de una privacidad cada vez más alejada de la propia calle.

Espacios escenográficos que van del intimismo gótico a la plenitud fastuosa del barroco. Es la época de las columnas de fuste abombado, motivos heráldicos, loggias y grandes arcos.

Junto a estos elementos, no pocas anécdotas rodean sus muros en ocasión perfumados por flores aromáticas. Son las vivencias de personajes que aquí vivieron en un contexto acorde con un entorno que ha permanecido inalterado y fuera del tiempo, transformado o en muchos casos, por desgracia extinguido