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La inauguración de la Expo de Zaragoza se acerca y el reflejo de los encantos de las Islas comienza a vislumbrarse. En el pabellón de los hexágonos ya se están realizando los últimos detalles estructurales, para posteriormente comenzar a colocar los audiovisuales. En la fachada ya se reflejan el mar y la tierra de las Islas mediante un espectacular panel de hexágonos, que alcanza todo su esplendor cuando se reflejan los rayos del sol. El arquitecto del pabellón, Vicenç Mulet, explicó que «aprovechando que estamos frente al pabellón de España, la fachada pretende llamar la atención de los visitantes. Refleja la imagen de las Islas que se ve desde el avión».

Durante los tres meses que durará la Expo, desde el 14 de junio hasta el 14 de septiembre, la visitarán más de ocho millones de personas. Balears aprovechará esta ocasión para dar a conocer su oferta turística alternativa al sol y playa. «Es un escenario que no podemos perder», afirmó la consellera de Comerç, Xisca Vives, que junto con la de Interior, Mª Àngeles Leciñena, y los directores generales de Canvi Climàtic y Projectes, Magdalena Estrany y Francesc Gálvez, respectivamente, viajaron ayer hasta Zaragoza para visitar las obras.

El objetivo que se persigue es llamar la atención de los visitantes en todo momento. Así, en la misma entrada de la pasarela que las Islas comparten con la Cataluña, la Comunidad Valenciana y Murcia, se intentará atraerlos mediante imágenes, sonidos y olores del Archipiélago. A la segunda parte de la visita, al aljub, accederán grupos de 20 personas, ya que se pretende primar la calidad frente a la cantidad. Aquí el visitante se sumergirá en un espacio audiovisual, en el que se explicará la evolución que han sufrido las Islas con el paso del tiempo. El viaje concluirá con la visita a la cisterna con casi ocho metros de altura y una pantalla audiovisual de 360 grados que envolverá al visitante. «Será la parte más sorprendente», avanzó Gálvez.

El pabellón de las Islas, que costará 1'9 millones de euros, será reutilizable. Gálvez manifestó que están estudiando qué utilidad darle tras la Expo. Las posibilidades que barajan son convertirlo en un centro de interpretación turístico ambiental, en un museo del agua o en un centro de medio ambiente y educación. Con toda probabilidad se ubicará en un edificio histórico de Palma.