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TORRES BLASCO/LAURA MOYA/JUAN MESTRE
Maria Antònia Munar, hace un año presidenta en funciones del Consell de Mallorca y presidenta de Unió Mallorquina (UM) tuvo claro muy pronto que quería pactar y que lo haría con el PSOE.

Todo fue muy deprisa, demasiado deprisa, opinan ahora algunos cargos relevantes de ese partido. Los cables con el PP estaban absolutamente rotos. Según declaró hace unos días Pere Rotger a Televisió de Mallorca, tres meses antes de las elecciones se sabía que no se iba a pactar. La campaña, sobre todo la campaña para el Consell de Mallorca, había sido dura, muy dura y con reproches constantes a Munar y al modo de gestionar la institución.

Francesc Antich intuyó que sería presidente la misma noche de las elecciones, cuando el baile de datos contradictorios se detuvo y se deshizo el espejismo que se llegó a vivir en el hotel donde se reúnia el PP: que los 'populares' habían conseguido 32 escaños, una holgadísima mayoría absoluta. Nada más lejos. Al día siguiente, Joana Barceló, desde Menorca, pedía el teléfono de Maria Antònia Munar. Las dos presidentas 'en funciones' (la de Mallorca y la de Menorca) hablaron: UM pactaría sin exigencias: sólo «un Govern de peso político».

Al día siguiente de las elecciones, Antich también habló con Munar. Aquella mañana, y la siguiente, Francina Armengol pensaba que iba a ser 'la sacrificada' y que UM reclamaría la presidencia del Consell. La primera sorpresa de aquellos días la resume este comentario: «Si es que no piden nada».

Armengol formaba parte del nucleo negociador del PSOE junto a Antich, Aina Calvo, Joana Barceló y Albert Moragues, que iba y venía de un sitio a otro, en ocasiones con Jordi Bayona, asesor como él en la Delegación del Gobierno y que cuatro años antes había sido director general de Comunicació.

La primera ejecutiva de UM fue una sorpresa. Para los medios de comunicación, para el PP y para muchos militantes: UM no pediría presidencias. Los del Bloc, concretamente el PSM, acariciaron brevemente la posibilidad de presidir el Consell. Pero ni se llegó a poner sobre la mesa. Durante toda la negociación, que fue breve, no hubo ni una sola reunión entre UM y Bloc. Munar sólo aceptaba como interlocutor al PSOE. Curiosamente, cuando se pasó a hablar de conselleries, puso sobre la mesa a IB3. Munar estaba muy dolida con IB3 a la que veía como el instrumento que Matas utilizaba contra ella, su entorno y su partido.

De eso habló Munar con Matas. quien, al parecer, llegó a ofrecerle «todo». Según Munar, hasta la presidencia del Govern. Eran días de muchos rumores en los que Antich parecía siempre extremadamente tranquilo, en su cuartel de operaciones, en la sede del PSOE, calle Miracle, junto a la Plaça Major. Comidas rápidas en bares de la zona, a la vista de paseantes. Pero, dato a tener en cuenta, ni una sóla fotografía de las negociaciones. Eso no iba a ser como ocho años antes.

Ha pasado un año y todos en el PP, hasta quienes fueron defensores del ex presidente del Govern, piensan que Matas engañó a todo el mundo. Aunque había muchos rumores, Matas nunca se reunió con ningún dirigente de su partido para plantear una estrategia de negociación con sus antiguos socios. El PP dejó manos libres al ex president para negociar con Munar.

«El president está muy tranquilo. Parece que sabe que el pacto con UM está hecho», decía un dirigente popular durante las semanas previas a la constitución del gobierno de centro izquierdas. En algún momento, en pleno proceso de rumores, se llegó a decir que Matas y Munar hacían teatro, que el acuerdo ya estaba cerrado desde hacía tiempo. No estaba cerrado. Estaba roto.

La sombra de un pacto 'custodiado' por los poderes fácticos, como el pacto que impulsó el banquero Carlos March entre Albertí y Cañellas, sobrevoló un día de junio. Matas y Munar acordaron verse en un sitio neutro: la casa del financiero Conrado Villalonga. Fue una reunión breve, a la que Matas iba dispuesto a ofrecer todo. También que Nadal, el candidato de UM a Palma, se repartiera la Alcaldía con Cirer. Pero Munar ya había decidido y Munar «no quería humillar».

Lo de Palma introdujo tensión en las negociaciones. Aina Calvo, la candidata del PSOE, consideraba irrenunciable la Alcaldía. Había sectores de UM, no la presidenta, que defendían un reparto, dos años y dos años, entre Nadal y Calvo. Un encuentro casual en Can Joan de S'Aigo permitió la unica conversación sincera y 'a tumba abierta' entre el candidato de UM y la candidata del PSOE. La última institución en cerrarse, Cort, fue la primera en constituirse.

Tras la toma de posesión de Aina Calvo, el 16 de junio, aún se cerraron algunos temas menores. En lo que se refiere a los contactos PSOE-UM, los flecos se cerraron en la terraza de una cafetería de la Plaça Major. Allí, Francesc Antich, Francina Armengol, Bartomeu Vicens y Miquel Àngel Flaquer empezaron a cerrar el acuerdo ante la mirada asombrada de más de un ciudadano, que no entendía muy bien qué pasaba. Aquellas negociaciones de hace un año fueron poco 'glamurosas', sin ruedas de prensa, sin declaraciones y contradeclaraciones. Ocho años atrás los periodistas acompañaban a los políticos de sede en sede.

La última reunión Matas-Munar fue en el Consolat. Munar le confirmó que su partido había decidido pactar con los socialistas, pero le pidió un último favor: que el PP no votase contra su elección como presidenta del Parlament.