ace sólo unos días que Pepe Aranda, pintor mallorquín, volvió de Nepal de buscar inspiración. Aranda, que «necesitaba encontrar un lugar que me devolviera imágenes nuevas para poder seguir trabajando», ha pasado un mes recorriendo el país asiático. Y escogió Nepal, precisamente, por el interés que la atracción que siente hacia la filosofía budista y hinduista.
De este viaje una de las cosas que más le ha fascinado ha sido el paisaje, sobre todo la zona de Annapurna, donde estuvo junto con los alpinistas, pero también ha podido empaparse de una nueva cultura sumamente diferente de la europea.
Coincidiendo con la estancia en aquel país, Aranda pudo vivir un cambio de gobierno que según él ha repercutido positivamente en el país. "Han sacado una monarquía que llevaba casi 250 años bien instalada y han ganado una república maoista y gracias a eso se han percibido bastantes avances sociales", comentó. Avances tan necesarios como la escolarización infantil que ya es casi mayoritaria o la disminución de las bodas concertadas.
El pintor ha podido darse cuenta desde dentro de las posibilidades que ofrece el mercado asiático y así percibir que «Asia, en veinte años será el futuro, gracias a su disciplina férrea».
La realidad de Nepal es que hasta el año 1951 ningún occidental podía entrar en este país, pero en la actualidad las cosas han cambiado mucho. Nepal «ha pasado de una sociedad feudal a una sociedad moderna , ya se pueden encontrar cajeros automáticos, televisión por cable, e incluso internet».
Los nepalís, a su parecer, «son unos grandes hombres de negocios y conocen muy bien lo que quieren hacer con su país». Pero en el Nepal no todas las cosas son positivas. Negativas también hay, y muchas. Para Aranda «la mendicidad de los niños y la permisibilidad de los recepcionistas de hotel que hacen la vista gorda a la entrada de clientes con niños son cosas que me indignan». Otra de las cosas negativas que han sorprendido en Aranda en su viaje es la suciedad y las enfermedades provocadas por las infecciones: «la tuberculosis está al orden del día. Los nepalís tienen la mala costumbre de escupir en el suelo».
Al margen de las manifestaciones culturales, Aranda vivió en primera persona las manifestaciones budistas en favor de la liberación del Tíbet. «En general ha sido pacíficas. No obstante, sí que se oyen comentarios de torturas», explica.
Del Dalai Lama, Aranda resalta que «no estoy de acuerdo con la existencia de una figura político-religiosa. Es una cosa que no acabo de entender». Según Aranda la mezcla de la política y la religión no se tendría que admitir.
Para el pintor «ha sido un acierto viajar al Nepal», porque en un mes ha escrito tres diarios de viaje y ha podido pintar ochenta dibujos.
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