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El recién ordenado arzobispo y secretario de la Congregación para la Doctrina de la Santa Fe, el jesuita mallorquín Luis Francisco Ladaria, celebró ayer su primera misa solemne como monseñor. Lo hizo en la iglesia palmesana de Monti-Sión, con motivo de la festividad de San Ignacio de Loyola, rodeado de compañeron de su orden como concelebrantes y en un templo abarrotado de fieles.

En su homilía, el arzobispo Ladaria glosó el ejemplo del fundador de los jesuitas como firme servidor de Cristo mediante la difusión de la doctrina reflejada en el Evangelio. El nuevo prelado animó a los fieles a incorporar a su existencia diaria esa labor de extensión de las enseñanzas evangélicas, en tanto que miembros del cuerpo universal que es la Iglesia.

Tras la liturgia, se sirvió un refrigerio en el claustro de San Alonso, que fue aprovechado por el arzobispo para departir personalmente con decenas de amigos -en su mayoría mallorquines y no pocos compañeros de colegio en su infancia y primera juventud- que no quisieron perder la oportunidad de felicitarlo por sus nombramientos de raíz y trabajo en la curia vaticana.

Luis Francisco Ladaria dijo a todos que «con la ayuda del Señor» espera cumplir con eficiencia el servicio a la Iglesia encomendado en el dicasterio por el Papa Benedicto XVI, al que se incorporará en Roma en los últimos días de agosto.