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Con elegantes, parsimoniosas, les encanta flotar al sol y se pirran por una buena ración de medusa, pero esa paz que irradian no las libra de ser una de las especies en grave peligro de extinción. Un total de 24 tortugas marinas han sido rescatadas este año en Balears, de las cuales sólo nueve están en proceso de recuperación o ya han sido liberadas por el Centre de Recuperació de Tortugues de la Fundació Marineland, como es el caso de las tres hembras adultas que volverán a su hábitat natural mañana 7 de agosto en el Parc Nacional de Cabrera. La supervivencia de esta especie en el Mediterráneo está amenazada por los efectos de la pesca, el tránsito marítimo, la ingestión de plásticos, la contaminación y la pesca furtiva. La mayoría de los galápagos rescatados suelen presentar heridas derivadas de la ingesta de anzuelos de palangre, o neumonía y falta de flotabilidad, estas dos últimas también pueden ser consecuencia de la primera. Una vez diagnosticada la afección que sufren, pasan un mínimo de tres meses en el centro recibiendo la medicación y los cuidados necesarios, ya que las tortugas tienen un metabolismo muy lento, lo cual hace que el proceso de asimilación del tratamiento pueda ser muy largo, como el de un caso extraordinario en el que una paciente tardó dos años en recibir 'el alta'.

Antes de liberarlas en el mar, se las identifica mediante una anilla codificada con el fin de poder hacer un seguimiento de sus movimientos migratorios, habiéndose documentado la presencia de ejemplares liberados en Cabrera en el Norte de Àfrica. ¿Y qué hacemos si nos encontramos uno de estos bellos animales? Pues es sencillo, tanto si está vivo como muerto comunicarlo al servicio de emergencias 112, el cual se encargará de dar aviso al Centre de Recuperació de Tortugues.

Lydia E. Larrey