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F.B.
La trama urdida por Juan Francisco Gosálbez en Turisme Jove ha puesto de manifiesto que en dicho organismo no se ejercía ningún tipo de controles administrativos y financieros sobre los gastos y las contrataciones que se realizaban.

En el momento en que se sugirió desde el departamento contable la necesidad de contratar a un responsable financiero para la gestión y control de los gastos, Gosálbez aseguró que no había presupuesto para ello y que «lo podía hacer él», según la investigación del caso.

Para enriquecerse, Gosálbez puso a su servicio toda la infraestructura del consorcio y, a juzgar por las declaraciones realizadas por el personal del mismo, hizo oídos sordos a las advertencias que recibía de otros compañeros respecto a los reiterados incumplimientos de la normativa a la hora de firmar contratos o adjudicar obras.

Aunque el ex gerente de Turisme Jove firmaba todos los documentos que le ponía delante el jefe de Servicios y Mantenimiento, en el entorno del consorcio coinciden en señalar que Damià Amengual era sólo «un hombre de paja».

Uno de los actuales responsables de Turisme Jove señaló a quienes investigan el caso que el cambio de locales, abandonando el de la calle Jerónimo Antich, por el que pagaban 800 euros, para alquilar dos en Vía Alemania y Barón de Pinopar, por 15.500 y 16.000 euros respectivamente, y por espacio de 10 años, fueron operaciones que nadie comprendió en Turisme Jove, salvo Gosálbez. De hecho, la asesora jurídica del consorcio advirtió a Gosálbez que para la contratación de locales de alquiler hay un procedimiento administrativo que está contemplado en la Ley de Patrimonio, para el que se necesitan informes sobre precios de mercado, necesidad de justificar esa contratación y la autorización del conseller, cargo que entonces ocupaba Rosa Puig, consellera de Presidència, Joventut i Esports.