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El Banco de España ha hecho públicas unas cifras que confirman la falta de control y el exceso de deuda de las empresas públicas del Govern, sobre todo la pasada legislatura. Los escándalos de Bitel y Turisme Jove evidencian que las empresas públicas, que fueron creadas para agilizar algunas facetas de la administración autonómica, son caldo de cultivo para la falta de control económico y en cuestiones tan sensatas como el gasto de representación de los altos cargos. Que un trabajador del Consorci Turisme Jove pueda manejar a su antojo esta sociedad demuestra que hay cosas que fallan en la administración y que ha habido políticos como Rosa Puig, Juan Gálvez y Damià Amengual que no tuvieron la capacidad suficiente para cortar de raíz las supuestas corruptelas de Juan Francisco Gosálbez. Las cifras que aporta el Banco de España son demoledoras. Desde el primer trimestre de este año, Balears encabeza el ránking de endeudamiento en función a su Producto Interior Bruto. La Comunitat ya está por delante de Catalunya y Comunitat Valencia y, en términos absolutos, es la cuarta autonomía más endeudada. En apenas un año, la deuda de estas sociedades se ha duplicado.

No es fácil de justificar que el endeudamiento de estas empresas públicas se haya duplicado en un año, que hubiese gerentes que usasen tarjetas de crédito para su uso particular -caso Bitel- y que un simple trabajador como Gosálbez manejase todo un consorcio sin ningún tipo de control político y supuestamente a espaldas de sus superiores. Por eso, y para que la Administración recupere un poco del prestigio perdido, urge que haya más controles y un uso más racional del dinero público. Las empresas públicas son útiles, pero siempre y cuando cumplan unos objetivos racionales y exista un control del gasto. Si no es así, lo mejor es plantearse su futuro.