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Francia, que ostenta la presidencia de turno de la Unión Europea, ha convocado una cumbre de urgencia para analizar la situación derivada del reconocimiento, por parte de Rusia, de las regiones georgianas independentistas de Osetia del Sur y Abjasia tras un breve pero sangriento episodio bélico en la zona. La Unión Europea, Estados Unidos y otros países occidentales han condenado la actitud de Rusia "que por el momento no logra apoyo explícitos de sus aliados para justificar su acción", una tensión que se evidenció el pasado viernes en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Desde la propia Unión Europea y los Estados Unidos se ha coincidido en adelantar que en el encuentro previsto para hoy no se adoptarán ningún tipo de sanciones, políticas o económicas, contra Rusia. Aunque no se quiere hacer un reconocimiento explícito, en el seno de la UE no es posible adoptar una criterio unánime sobre la crisis de Georgia. Además, también hay que tener en cuenta los valores estratégicos de la zona para tratar de evitar un sobrecalentamiento de consecuencias incontroladas. Por el momento, Occidente se muestra más partidario de mantener abiertos los canales de comunicación con Moscú para resolver el conflicto por la vía diplomática.

Todo indica que la de hoy es una primera toma de contacto para calibrar, en profundidad, el grado de cohesión interna de la Unión Europea frente al conflicto, mientras que se trata de ganar tiempo hasta la cita del próximo 14 de noviembre, cuando está previsto un encuentro al máximo nivel entre la UE y Rusia en Niza. Hasta entonces, los países europeos no pueden aspirar a mucho más que a transmitir una sensación de unidad y firmeza ante Rusia.