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Alrededor de 80 peregrinos de la Hermandad del Rocío de Palma de Mallorca, con su presidente al frente y el padre Feliu, están ya en la aldea de El Rocío. (Por cierto, el padre Feliu esta tarde tenía que haber concelebrado la boda Feliu (es tío del contrayente) -Monserrat Requis, que se celebra en Montesión, pero el desplazamiento a estas tierras, no se lo ha permitido).

En esta ocasión acompañan a la Hermandad Jeroni Serra i Massanet, presidente de la Cofradía de Nuestra Señora de la Salut y de la Santa Cena, y algunos de sus miembros; entre ellos, su pater, el padre Julio.

El presidente de la hermandad, Juan Antonio Torres Navarrete, y media docena de hermanos viajaron a la aldea el pasado domingo como avanzadilla, a fin de dejarlo todo a punto para cuando llegara el grueso. Y a fe que lo han conseguido.

Al ser peregrinación, que no romería, los peregrinos visten de paisano, dejando la bata de cola y el traje corto para El Rocío romería, pero ello no quita que el sentido sea similar al de éste, que nada tiene que ver con el «Rocío del tomate», que es como se conoce al de los famosos. Aquí se viene para honrar a la Blanca Paloma y para pasar unas jornadas de confraternización, a la vez que se entablan lazos de amistad con otras hermandades y asociaciones, en este caso con la madrileña de la Ventilla, con quien compartiremos unas horas hoy y mañana, ahí durante la misa solemne. En esta peregrinación también suena el tambor y se canta y se baila por sevillanas, pero al ser menos, el bullicio es también menor que en El Rocío, y tampoco las calles de la aldea se ven con tanta gente como en aquellos días. Como mucho se animará el domingo, en que se darán cita cuatro hermandades con varias asociaciones.

Ayer, a poco de dejar las maletas en los cuartos de la casa de la hermandad "y un pequeño grupo en un hotel próximo-, siguiendo la costumbre, lo primero que se hizo fue ir a la ermita, a saludar a la Virgen del Rocío. A mediodía, aperitivo y almuerzo, y por la tarde, libre, hasta la hora de cenar, tiempo que muchos aprovecharon para pasear por las marismas y comprar en las tiendas, que por lo que vimos también sufren la crisis.

«Los que habitamos la casa, compartimos habitación entre tres y cuatro peregrinos. Los hombres estamos en una zona y las mujeres en la planta superior. Juntos, pera cada uno en su sitio».

Como cada año, la junta de gobierno de la Hermandad de El Rocío de Palma de Mallorca se desplazará al Pastorcito, una residencia de disminuidos psíquicos próxima a la aldea, donde harán entrega de un donativo.