La inapelable, y anunciada, victoria del candidato demócrata en las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos, Barack Obama, ha levantado una ola de ilusión y esperanza basada en el lema de su campaña: Yes we can (podemos). El mensaje ha entusiasmado a la mayoría de los norteamericanos, hasta el punto de arrasar al adversario republicano, John McCain, en el colegio electoral, aunque la diferencia real de votos ha sido de apenas cinco puntos porcentuales.
Obama, en una campaña electoral impecable tras su victoria sobre Hillary Clinton, ha sabido aglutinar en torno a su candidatura no sólo el voto tradicional demócrata sino, también, el de minorías de afroamericanos y latinos, además de parte del electorado republicano tras el estrepitoso fracaso económico de la Administración del presidente Bush.
Uno de los aspectos más significativos del triunfo de Obama se centra en su extraordinario eco internacional. Todo indica que se abre una nueva era en el liderazgo mundial de los Estados Unidos, dispuesto a abrir cauces de diálogo multilateral con sus aliados frente a las imposiciones del pasado; un cambio del que España puede obtener notables beneficios.
El próximo 20 de enero comenzará la era Barack Obama en la Casa Blanca -el primer negro al frente del país más poderoso del mundo-, la cual deberá tomar decisiones trascendentales para encauzar la recuperación económica de los Estados Unidos -uno de los grandes temas pendientes-, preparar la salida de las tropas de Irak, resolver el conflicto permanente de Afganistán y recuperar el deteriorado diálogo con Rusia. Hasta el momento hemos conocido el mensaje de Obama, pronto se podrá calibrar si la promesa de Yes we can acabará siendo una realidad.
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