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ALICIA MATEOS 'Inmigración, empleo y formación en las Islas Balears' fue el título de la mesa redonda que puso fin ayer a las jornadas sobre 'La Inmigración en España', organizadas por el Club Ultima Hora y la Fundación Ramón Areces. Pablo Vázquez, en representación de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), advirtió de que «el riesgo de que empeore la educación en España es bastante claro». En este sentido, señaló que del informe PISA se desprende que los inmigrantes obtienen peores resultados académicos que los nacionales. Sin embargo, puntualizó que esto no se debe a la nacionalidad, «sino a lo que lleves en la mochila», es decir, los recursos económicos de la familia, la formación de los padres, entre otros. El doctor Luis Vidaña coincidió con Vázquez en este punto y aseguró que «a veces no se trata tanto de que la familia tenga una situación económica solvente, como de que transmitan a sus hijos que la educación es una forma de promoción».

Políticas integrales
Vázquez señaló que para resolver este problema «hay que hacer políticas integrales, que impliquen también a los padres. La escuela no va a resolver sola el problema», sentenció.

Por su parte, María Tugores, que acudió en representación de la UIB, también manifestó que el nivel educativo de los inmigrantes es algo inferior al de los nacionales, «pero no hay excesivas diferencias». En este punto añadió que «incluso hay algunos inmigrantes que trabajan en puestos para los que están sobre cualificados». Por citar un ejemplo, el 10 por ciento de las trabajadoras de servicios domésticos tienen estudios universitarios, aunque en el 73 por ciento de los casos no están homologados. Tugores también explicó que el sistema productivo balear está basado en empleos muy poco cualificados, lo que hace que los niveles de productividad sean muy bajos. Por ello, señaló que «si queremos aprovechar la crisis para replantear el sistema productivo, la educación será la clave».

Por su parte, Samuel Bentolila, miembro del Centro de Estudios Monetarios y Financieros (CEMFI), se centró en los aspectos económicos. Así, vaticinó que «nos viene un periodo de resignación masiva entre sectores, que si se hace bien decrecerá la tasa de paro, pero que si se hace mal estará por encima del 20 por ciento» en España.

Gran participación
Los temas de la mesa redonda provocaron un gran interés entre el público, que realizó numerosas intervenciones. Una de las más aclamadas fue la de un cubano, que ahora estudia en la UIB, y a través de su historia personal demostró que «siempre es más lo que nos une a los inmigrantes y a los españoles que lo que nos separa, porque todos trabajamos por el bien común», manifestó. Además, aseguró que «los inmigrantes no son una realidad del otro lado del espejo».

Otra de las intervenciones del público estuvo centrada en los problemas de los inmigrantes para acceder a la vivienda, ya que sus salarios son más bajos y tienen que pagar alquileres más altos. La moderadora de la mesa, Joana María Petrus, respondió que uno de los retos pendientes es el de resolver la convivencia en el espacio. Además, señaló que las clases altas sienten menos rechazo por los inmigrantes porque no conviven ni compiten con ellos, «no los perciben», sentenció.