La carretera de Cala Tuent permanece cerrada al tráfico.

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C.RUIZ/T.BETTI/M.RAMIS/G.PICO El día después del fuerte temporal de lluvia sacó ayer a la luz los innumerables daños causados por la gran cantidad de agua caída. De la docena de carreteras que se llegaron a cerrar el martes, ayer sólo dos permanecían cortadas al tráfico (Palmanyola-s'Esgleieta y el camino de s'Albufera), pero los desperfectos que el agua ha provocado en la red viaria son de envergadura considerable y cuantiosos. Así, Cala Tuent, en Escorca, se encuentra incomunicada después de que el martes la carretera cediese y se abriera una espectacular grieta de unos 30 metros. En la carretera de Valldemossa asimismo, en el kilómetro 15'5, se produjo el derrumbe de parte de una calzada de acceso a una finca privada. El muro caído es de dimensiones considerables y aunque no ha sido necesario cortar la carretera, sí que hay que conducir con precaución.

Gonzalo Aguiar, director insular de Carreteras, informó ayer de que estos días se han movilizado hasta 250 operarios para atender todas las incidencias y que los daños alcanzados pueden superar los 7 millones de euros.

En Puigpunyent y Esporles, continuaban ayer los trabajos de achique en numerosos locales. El temporal no tuvo consecuencias tan graves como el ocurrido hace un año, pero el agua de los torrentes provocó numerosas inundaciones en plantas bajas, aparcamientos subterráneos y diversas viviendas. Escolares de ambos municipios no fueron al colegio ayer, aunque hoy esta previsto que se vuelva a la normalidad. En Puigpunyent, en concreto, ayer se trabajaba en la limpieza de la escuela que tuvo serias filtraciones de agua y que hizo temer que pudiera caer el falso techo.