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El pasado miércoles, el día amaneció frío y nublado en Palma, pero a primera hora de la mañana ya estaba luciendo el sol, y los diversos actos programados en la tercera jornada de la Festa de l'Estendard pudieron desarrollarse tal y como estaba previsto.

Esta fiesta conmemora, como es sabido, la toma de Palma por parte del rey Jaume I y sus tropas el 31 de diciembre de 1229. La celebración de este acontecimiento histórico se remonta a principios del siglo XIV, aunque su formato actual data del siglo XX. Además, desde 2006 se celebra en tres jornadas en lugar de en dos días. Así, ahora el 29 de diciembre tiene lugar la lectura del pregón, mientras que el día 30 se desarrolla la tradicional ofrenda floral ante la estatua ecuestre del rei en Jaume, en la Plaça d'Espanya, y el día 31 se coloca el Estendard en la Plaça de Cort.

Antes del inicio de la celebración del 31 de diciembre, suele ser habitual, desde hace ya unos quince años, que haya una chocolatada con ensaimadas en la antesala de Batlia, a la que suelen acudir todos los ediles de la corporación municipal. Así sucedió también el pasado miércoles, sobre las 09.30 horas.

A continuación, poco después de las 10.15 horas, los regidores y regidoras del consistorio colocaron un palo forrado de murta con una senyera, que simboliza el Estendard Reial, en el centro de la Plaça de Cort, en donde también se colocó la cimera del rey Martí, mientras la Banda de Música Municipal interpretaba el himno de Mallorca, 'La Balanguera'.

El teniente de alcalde de Benestar Social i Participació, Eberhard Grosske, del Bloc, también participó en la colocación y luego en la posterior retirada del Estendard, aunque no acudió a la misa en la Seu, al igual que había sucedido ya el año pasado, si bien en esta ocasión portaba una kefia o pañuelo palestino, porque, según explicó, «es una manera de expresar el rechazo a lo que está pasando en Gaza». En este sentido, dijo que si esta semana hubiera tenido lugar un pleno municipal, habría llevado también la kefia, porque le parece «lo políticamente correcto».

Justo después de la colocación del Estendard, la alcaldesa de Palma, la socialista Aina Calvo, y el resto de ediles se dirigieron a la Catedral, precedidos por la Policia Local Montada, los Tamborers de la Sala, los Cossiers, los Cavallets de la Escola de Música i Danses de Mallorca, los jinetes de la Confraria Balear de Cavallers de Sant Jordi y los Ministrils del Consell de Mallorca.

En esos momentos, la presencia de público en la Plaça de Cort era más bien escasa, y prácticamente nula en la calle Palau Reial, al igual que ha ocurrido en aquellos años en que la Festa de l'Estendard ha coincidido con un día laborable.

A las 10.30 horas, empezó la misa concelebrada en la Seu, presidida por el obispo de Mallorca, monseñor Jesús Murgui. Entre los asistentes al acto religioso se encontraban, entre otros, el presidente del Govern, el socialista Francesc Antich; la presidenta del Consell de Mallorca, la socialista Francina Armengol, el vicepresidente primero del Parlament, el popular Pere Rotger, y otras destacadas autoridades civiles y militares. Como es tradición, los Cossiers y los Cavallets danzaron en el interior de la Catedral.

El sermón fue pronunciado por el sacerdote Pere Xamena, de 90 años de edad, quien en su homilía hizo una referencia histórica a la Festa de l'Estendard y a la necesidad de potenciar los valores cristianos y también como pueblo.

Acabada la misa, los representantes del consistorio regresaron a la Plaça de Cort y retiraron el Estendard, mientras sonaba de nuevo 'La Balanguera'. A continuación, tuvo lugar la tradicional representación de 'La Colcada', de Pere d'Alcàntara Penya, a cargo de Miquelina Lladó y de los alumnos y alumnas de la Escola de Música i Danses de Mallorca. Finalmente, Calvo leyó el discurso institucional en la Plaça de Cort, como había hecho en 2007.

En esta ocasión se habilitaron unas 500 sillas en la misma plaza para las personas que quisieran seguir 'La Colcada' y el discurso de Calvo sentadas. En total, hubo en esos momentos en la plaza unas 700 personas. Con la exposición de la alcaldesa acabó la conmemoración de la Festa de l'Estendard, que el miércoles se desarrolló sin ningún incidente.

Y tras las despedidas de rigor, y las felicitaciones de Año Nuevo, la plaza quedó vacía. Y el sol, pese al frío, siguió luciendo.