A las 11.15 horas de ayer los fieles que abarrotaban la Catedral de Ciutadella prorrumpieron en aplausos. En aquel momento monseñor Salvador Giménez Valls, que acababa de ser proclamado obispo de Menorca, accedió a la cátedra episcopal que le cedió el nuncio apostólico, monseñor Manuel Monteiro de Castro. Iniciaba su mandato el 17 prelado titular de la Iglesia diocesana.
El nuevo obispo aludió, en su homilía, a «la situación de crisis de valores, social y económica, que vive nuestro mundo» y anunció que «la comunidad cristiana de Menorca deberá multiplicar sus esfuerzos para atender las necesidades de quienes más sufren, los más necesitados, los inmigrantes y quienes soportan con más intensidad los efectos de esta crisis». Citó a continuación la carta encíclica Caritas in veritate, del Papa Benedicto XVI, de la que afirmó «nos dará abundante luz para transitar por el camino de la solidaridad, la justicia y la paz».
En la homilía repitió «esta expresión sorprendente, extraida de los evangelios, 'no tengáis miedo', que utilizó el Papa Juan Pablo II».
La ceremonia de toma de posesión dio comienzo cuando el obispo Salvador Giménez Valls, acompañado por el nuncio apostólico -que presidió el acto religioso- se desplazó a la Catedral desde el vecino palacio episcopal de Ciutadella.
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