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Cada año miles de turistas eligen veranear en la Isla atraídos por su privilegiado clima y sus magníficas playas. Sin embargo, una gran multitud abandona en ocasiones su oasis de arena y sol para acercarse hasta el casco antiguo y así poder conocer el amplio abanico cultural del que dispone la ciudad.

«No nos podíamos ir de aquí sin haber visto la parte cultural. Nos hemos dado cuenta de que Mallorca es algo más que playas», afirma Carmen Ruiz, originaria de Madrid.

Para facilitar los paseos culturales, el Consell de Mallorca, el Ajuntament de Palma y el Govern de les Illes Balears pone a disposición de los turistas oficinas y puntos móviles de información turística. En ellos se ofrece de forma gratuita mapas, itinerarios y guías prácticas para poder disfrutar al máximo de la capital mallorquina.

A diario cientos de viajeros recorren las calles impregnadas de historia y visitan los edificios más emblemáticos. La Seu es una de las construcciones que crea mayor expectación. Laura Pérez, originaria de Málaga, opina que «toda la Isla es muy bonita, pero la Catedral, tan cerca del mar, y el rosetón de colores me han parecido preciosos». Otros lugares que reciben mucha afluencia de turistas son el Ajuntament, La Lonja, la Almudaina o los Baños Àrabes. «Ha sido muy divertido fijarse en todos los detalles del edificio. ¡Hemos encontrado el caracol gracias al guía!» ,explica un joven hablando sobre la fachada del Ajuntament.

Existen también diversos servicios turísticos que proponen alternativas a los visitantes. Como el bus turístico, que ofrece la posibilidad de realizar un recorrido por diversos lugares, como el Castell de Bellver o el Pueblo Español, y la opción de bajar y subir del vehículo en todas las paradas que el turista considere de interés.

El tren turístico brinda la oportunidad de pasear por la Platja de Palma. Y finalmente el taxi tour propone un itinerario más cómodo y personalizado por la ciudad.

Un turismo apto para todo tipo de economías, ya que se puede disfrutar de diversos edificios de forma gratuita o por módicos precios que varían desde 1'80 hasta cinco euros.