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El president del Govern ha preferido reducir la reforma de su equipo de gobierno a dos conselleries, las dos dirigidas por socialistas. Se esperaba que la crisis fuera más profunda y que supusiera también una fórmula para reducir gastos mediante la fusión de departamentos, pero pesa más la necesidad de mantener los equilibrios internos entre los partidos del Pacte. Si Antich no pudo plantear la eliminación de consellerias que dependen de UM o del Bloc, los socialistas no tenían por qué sacrificar alguna de las que gestionan. Durante las últimas semanas se especuló con la posibilidad de que la crisis alcanzara también las conselleries de Turisme y Agricultura, ambas con competencias que en un futuro más o menos próximo también serán traspasadas al Consell de Mallorca (Menorca y Eivissa ya las gestionan), pero el president ha preferido mantener esos dos departamentos ahora, y reducirlos a direcciones generales cuando llegue el momento oportuno: en enero, Agricultura, y para la próxima legislatura, Turisme. Con los cambios en Educació i Cultura y en Interior, el president quiere dar un mayor impulso a esos departamentos. La elección de Bartomeu Llinàs para sustituir a Galmés parece la más acertada: se trata de un hombre de absoluta confianza del president y tiene una amplia experiencia en gestión educativa. En cuanto a Interior, el departamento gana funciones al incorporar Justicia (competencia que todavía no tiene transferida Balears), pero ha extrañado la inclusión de Innovació Tecnológica (que cede la Conselleria d'Economia i Hisenda). La elección de Pilar Costa para relevar a Leciñena permite a Antich respetar la cuota ibicenca con una política que tiene sobre sus espaldas la experiencia de haber estado al frente del Consell de Eivissa y de ser la actual portavoz de la institución.