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Faltan dos minutos para las once de la noche y los 18 animadores nocturnos de un hotel de Calvià todavía ultiman los detalles del show que está apunto de comenzar, una velada al más puro estilo Travolta. Entre bambalinas todos están acelerados, pero al grito de «mucha, mucha, mucha mierda» salen al escenario dispuestos a divertir a los turistas, que abarrotan la terraza del complejo.

Ellos son los reyes de la noche hotelera mallorquina, donde la vergüenza no tiene cabida, donde vuelven los setenta de la mano de imitadores de Elvis, las canciones de Abba y películas como Grease. «Durante el año preparamos los shows para la temporada y en el verano ensayamos una hora cada día», explica Raúl Berraquero, responsable de animación.

Aunque para la mayoría de los animadores éste es sólo un trabajo de verano, todos coinciden en lo divertido y satisfactorio que resulta. «No es un trabajo al que puedas dedicarte siempre, no me veo haciéndolo con 40 años, aunque tampoco me he planteado qué haré cuando lo deje, todavía no he encontrado un trabajo que me guste tanto como éste», comenta Fayruz, profesional del entretenimiento desde hace seis años.

«Lo único malo de este trabajo es que son muchas horas. Lo mejor es el buen ambiente que tenemos», comenta Marta, que ha venido a la Isla desde Madrid para trabajar durante la temporada turística.

«De buen ambiente nada de nada , aquí vamos a pelea por día», bromea Andrés, quien tras estudiar un módulo de Educación Física realizó la parte práctica como animador veraniego y, desde entonces, se dedica a ello durante la temporada turística.