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Eran cerca de las nueve de la noche del pasado sábado cuando se percataron de su situación: se habían quedado encerrados en el interior del Castell de Bellver, estaban solos y anochecía deprisa.


Mónica Díaz y Rafael Pérez, una joven pareja de Palma, había estado dando una vuelta por el lugar, haciendo fotos, como también hacían algunos de los asistentes a la boda celebrada esa tarde en Bellver. «Pero de repente nos dimos cuenta de que ya no había nadie, fuimos deprisa hacia la entrada pero el portón de madera ya estaba cerrado», relata Mónica.


Como Rafael lleva muletas estos días «yo di la vuelta para ver si había alguna otra salida, pero nada, estábamos encerrados», recuerda.


Gracias a que llevaban encima el teléfono móvil avisaron a la Policía Local, que trató sin éxito de localizar a la directora del Castell de Bellver o a la persona que se encarga de abrir y cerrar sus puertas. No fue posible contactar con nadie que pudiera poner remedio a la situación, así que se recurrió a los bomberos. Al tratarse de gente joven, no fue preciso forzar la puerta, aunque era una opción que policía y bomberos no descartaban.
Al final, ya cerca de la media noche, Mónica y Rafael fueron rescatados por los bomberos mediante una escalera y unos arneses para su seguridad.


Tras la aventura, las preguntas: ¿cómo es posible que se cierre el castillo sin que nadie se asegure de que no queda nadie? ¿por qué la Policía Local no tiene llaves de este espacio? ¿qué hubiera pasado si los encerrados hubieran sido personas mayores o si no hubieran llevado móvil?.