Manera (Hisenda) y Barceló (Treball y Turisme), ayer en el Parlament.

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Ninguno de los portavoces de los grupos parlamentarios cuestionó ayer la declaración del estado del alarma para afrontar la huelga salvaje de los controladores aéreos, si bien únicamente el portavoz socialista, Antoni Diéguez, 'salvó' al ministro de Fomento, José Blanco. El resto criticó bien su falta de previsión o su incapacidad para evitar el conflicto.

Diéguez no considera que fuera una «provocación» que se aprobara el pasado viernes el decreto que cambiaba el reglamento de los controladores y que abría el paso a la militarización. Al contrario: «Lo que hizo el Gobierno fue anticiparse a una posible convocatoria de huelga para las Navidades, una huelga que ya ha quedado abortada». El portavoz socialista dice no tener dudas de la constitucionalidad del estado de alarma.

ZP, como Antich

Antoni Pastor (PP) afirma que él no esta en condiciones de discernir si es constitucional o no pero tiene claro que «Blanco ha demostrado su incapacidad de llegar a acuerdos» y que «el president Zapatero cada vez se parece más al president Antich, nunca da la cara».

Biel Barceló (Bloc) no se mostró tan entusiasta como otros ante la declaración del estado de alarma pero no hizo bandera de este asunto. Barceló criticó el «consentimiento de los gobiernos anteriores con los controladores» y también cuestionó la escasa capacidad para el diálogo previo por parte del ministro Blanco.

Josep Melià (UM) entiende que «será un buen tema de debate para el Constitucional, la constitucionalidad o no del decreto» y afirmó que él no se atrevería a pronunciarse. Criticó a José Blanco y a su papel en el conflicto pero señaló que, a la larga, el decreto que permite la militarización de las torres de control, ha sido la solución y que está de acuerdo.