Casi 20.000 'marxaires' se inscribieron para realizar la XXXVIII edición de la marcha 'Des Güell a Lluc a peu', aunque sólo unos 4.000 consiguieron llegar hasta el final. | J. Lladó

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Todavía no había amanecido cuando la Mare de Déu de Lluc, desde su santuario, daba la bienvenida a los primeros marxaires que conseguían, después de una intensa caminata, completar los 48 km que separan el antiguo bar Güell, en Palma, del sagrado lugar. La XXXVIII edición de la marcha 'Des Güell a Lluc a peu', que este año contaba con el patrocinio de Sa Nostra, Eroski y Ultima Hora, fue todo un éxito tanto de participación, ya que se inscribieron casi 20.000 personas, como de organización. Todo el Grup Güell está más que orgulloso del resultado final de esta marcha, la primera sin Tolo como presidente.

Conforme iban llegando a la meta, los casi 4.000 marxaires que habían conseguido superar la prueba corrían a acostarse en los jardines del monasterio y refrescarse en sus fuentes. Todos estaban fatigados. Las llamadas de teléfono, cuando el sol se asomaba entre las montañas, se sucedían para anunciar que habían completado el recorrido y que habían conseguido alcanzar el final del trayecto. Y corrían a recoger el diploma acreditativo y a sellar, por última vez, el Pasagüell, el documento que atestiguaba el esfuerzo realizado durante la noche anterior.

Pep Egea, presidente del Grup Güell, llegaba orgulloso al santuario de Lluc, donde aseguraba: «La experiencia ha sido más que positiva, la respuesta ha sido buena». «Había tramos del recorrido en los que parecía una macromanifestación con muy buen ambiente y sin altercados». A la pregunta de cómo había vivido Tolo Güell, alma máter y fundador de la marcha, su primera vez sin ser presidente, Egea contaba: «Después de la 'revetla' se fue a casa a descansar».

Todo había estado cuidadosamente preparado y medido durante los 48 km del trayecto desde Palma a Lluc. Como el 'kit' que repartió el Grup Güell a todos los participantes compuesto por la camiseta oficial verdiblanca y transpirable, el Pasagüell y la pañoleta roja de Ultima Hora. También, una decena de puestos, especialmente preparados para el avituallamiento de los 'marxaires', repartieron 2.500 kilos de fruta y varias docenas de litros de leche, refrescos y agua para que todos aquellos que querían completar la prueba tuvieran un lugar de descanso y pudiesen tomarse un respiro antes de continuar con la marcha.

Protección Civil fue un pilar muy importante en la organización de la romería. José Manuel, perteneciente al grupo de Binissalem, afirmaba: «Llevo cuatro años viniendo y ésta ha sido la edición más tranquila. En mi zona sólo hemos atendido a ocho personas que sufrían cansancio, sueño, fatiga o dolores de barriga. Pero los casos más graves han sido un par de esguinces. Nada serio».

Unas 11 ambulancias estuvieron en alerta durante toda la noche para socorrer a todo aquel que lo necesitara, así como los más de 20 autobuses que estaban esperando a los marxaires en el santuario de Lluc para devolverlos a sus lugares de origen, una vez terminada la marcha.

Los motivos por los cuales los casi 20.000 marxaires se inscribieron para realizar la caminata 'Des Güell a Lluc a peu' de este año fueron de lo más diversos. Catalina Porcel, que había llegado a las siete de la mañana, confesaba que había venido por cumplir una promesa. Sin embargo, Liber Scilinguo quería superar su propio récord y lo consiguió, ya que tardó una hora menos que el año pasado en concluir los 48 km entre Palma y Lluc.

Pero lo que más abundaban eran los participantes que acudían por tradición o por 'mallorquinidad'. Antonio Navarro afirmaba: «Es la novena vez que vengo y lo hago por tradición». Y lo mismo pensaba Pedro Mayoral, que mientras descansaba en un banco del santuario, declaraba: «Llevo 10 años viniendo y lo hago por un sentimiento de mallorquinidad que tengo».

El Grup Güell ya está pensando, incluso, en realizar dos marchas para el año que viene: una en marzo para ciclistas y la tradicional para marxaires. Pero las dos con la misma pasión.