Problemas en el transporte público por una avería. | Pere Bota

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Tarde de caos en la Estació Intermodal. Una avería en la subestación eléctrica de la plaza Santa Isabel de Palma, que suministra la energía a toda la red, paralizó entre las 16.15 y las 19.30 horas de ayer los servicios de tren y metro. En total quedaron afectados nueve servicios de tren y once de metro. Momentáneamente la estación también quedó a oscuras. En total, según SFM, alrededor de 2.000 pasajeros no pudieron realizar sus trayectos con normalidad. Ningún convoy quedó paralizado en medio de las vías gracias a los sistemas de emergencia y la habilitación de máquinas diésel para llevar los vagones hasta las estaciones.

«Todo lo que se podía romper se ha roto, se ha cumplido la ley de Murphy», comentó ayer el gerente de Serveis Ferroviaris de Mallorca, José Ramón Orta, el cual indicó que «se trata de una avería fortuita, descartamos que sea consecuencia de una acción de sabotaje ya que el cortocircuito se ha producido en una ‘celda' hermética».

Aglomeraciones

Orta admitió que «al principio se ha producido cierto caos. Hemos necesitado un tiempo para poder reaccionar. Los primeros autobuses -se han contratado siete- han llegado en apenas una hora». Los pasajeros que lo solicitaron recuperaron el importe de sus billetes.

Lo cierto es que en la estación de autobuses se vivieron escenas de nerviosismo y tensión, entre otras razones porque los autobuses que salían no podían atender todos los pasajeros que querían regresar a sus poblaciones de origen. Las informaciones sobre la inmediata puesta en servicio de tren acabó generando más confusión.

Disculpas

«Pido disculpas por lo sucedido, hemos intentado actuar con la máxima diligencia», comentó ayer el conseller Biel Company -titular de la Conselleria de Agricultura, Medi Ambient i Territori- en relación con lo sucedido.

Tras señalar que «han pasado cosas que no son normales», Company indicó que desde su departamento ha dado instrucciones para que «se analicen las causas de la avería», la primera de estas características y que ha generado la paralización total del servicio ferroviario desde su electrificación, en febrero de este año.

El conseller también admitió «nervios» en la situación inicial, «necesitábamos tiempo para reaccionar».