Tras hacerse público el nuevo cargo que va a desempeñar en Mallorca, el todavía obispo de Tortosa ha desvelado que la noticia le ha causado «sorpresa» porque, «aunque se oyen muchas cosas, hasta que no te nombran, nunca se sabe», ha afirmado.
«Es una sorpresa amable, porque fui obispo de Ibiza y las Islas las llevo muy en el corazón, me da la sensación de que es como volver a casa», ha manifestado.
Al mismo tiempo, ha dicho que el cargo que asumirá en un plazo máximo de dos meses, representa «un gran reto», dada la «complejidad» que entraña una Diócesis como la de Mallorca.
Con todo, Salinas Viñals ha manifestado «tener una idea muy general» de lo que se va a encontrar cuando asuma sus nuevas responsabilidades gracias a la comunicación que ha mantenido el Administrador Diocesano, Lluc Riera, «que me ha informado de todo lo que hay».
Sus primeros pasos se centrarán, por tanto, en conocer de primera mano todo lo que representa ser el obispo de Mallorca. «La iglesia es como una familia. Lo primero es sentarse a la mesa, escuchar y compartir lo que hay», ha precisado al respecto, ante lo que ha añadido que «el primer tramo será para ponerme en el camino que está trazado».
Con todo, ha indicado que estamos ante El Año de la Fe, proclamado por el Papa Benedicto, por lo que habrá que centrarse también en «secundar las iniciativas que en este momento ha propuesto la Diócesis».
Antes de desplazarse hasta Mallorca para tomar posesión del cargo oficial, tendrá un primer contacto mañana mismo con mallorquines de la mano de 45 o 50 catequistas que están en Santa Susana, en Girona, en un encuentro entre hermanos en el que él también participará.
Así, aunque no hay fecha exacta para la toma de posesión de la Diócesis de Mallorca, el Código de Derecho establece que, una vez nombrado, hay un plazo máximo de dos meses para asumir el cargo, por lo que Salinas Viñals confía que será a finales de diciembre o a principios de enero «cuando ya esté allí».
Aunque le da pena dejar la Diócesis de Tortosa, donde lleva desde 1997, tiene una gran ilusión por regresar a Baleares, donde ya esidió durante cinco años, entre 1992 y 1997, y a donde regresa todos los años. Su vínculo con las Islas es muy afectivo, dado que su abuela materna era natural de la ciudad de Ibiza «por lo que es algo bonito ir a un lugar donde conozco a mucha gente y en el que siempre me impresionan cosas; como la Catedral y el arte de la isla».
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