Un centenar de personas se han concentrado hoy cerca del hotel donde se ha reunido Rajoy con los ministros de Exteriores de la UE. | Teresa Ayuga

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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aprovechó ayer su intervención en la inauguración del Grupo de Reflexión sobre el Futuro de la Unión Europea para reclamar que «haga lo que tiene que hacer» para salir de la crisis ya que recordó que «Europa es una única región del mundo que no crece».

«Todos tenemos que hacer lo que tenemos que hacer, pero todos y cada uno en su ámbito de responsabilidades», aseguró Rajoy ante los ministros de Exteriores de dieciséis países de la Unión Europea (Chipre, Dinamarca, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Lituania, Polonia, Rumanía, Alemania, Letonia, Bélgica, Bulgaria, Malta, Holanda y España), una intervención en la que defendió que el Gobierno español ha acometido reformas «porque son buenas para el futuro de nuestro país y también porque queremos cumplir nuestros compromisos con Europa».

Unión bancaria

El presidente español puso especial énfasis en reclamar reformas en profundidad en el seno de la Unión Europea en varios planos, en especial en el terreno económico al considerar que «sólo con una unión bancaria, en la que la calificación de cada banco dependa de su salud financiera y no de su nacionalidad, podremos garantizar una unión bancaria estable y duradera». En este sentido advirtió que «hay que dar estabilidad a la unidad monetaria», al tiempo que abogaba por acentuar «la unión fiscal y política» de la Unión Europea que también contemple «un sistema común de garantía de depósitos».

Los cambios que defiende el presidente del Gobierno para fortalecer la UE también alcanzan el terreno político, razón por la que denunció la necesidad de «fortalecer el papel internacional de la UE. Debemos ser un actor global», dijo Rajoy.

En clave interna, el presidente español defendió como «un proceso necesario y urgente» la aplicación de una serie de reformas destinadas a garantizar «un control y rendición de cuentas ante los ciudadanos» por parte de los responsables institucionales, puesto que, según él, básico «un debate real para aumentar la eficiencia y legitimidad de la Unión Europea».

Ante los cancilleres europeos Rajoy no ocultó su preocupación por «los efectos políticos de la crisis», que interpretó como un avance del populismo y el euroescepticismo «y por ello hemos de ser capaces de transmitir la ventajas de la integración europea».

«Hay que reformar las instituciones» de la UE, dijo Rajoy, el cual defendió la creación de listas paneuropeas al Parlamento Europeo «y la nominación de un candidato por partido a nivel continental» para ocupar la presidencia de la Comisión.

Tras su intervención, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, regresó de inmediato a Madrid, mientras que el ministro José Manuel García-Margallo quedaba en Palma para copresidir este encuentro del que se descolgaron en el último momento Luxemburgo y Estonia.

Esta mañana, los ministros serán recibidos por el príncipe Felipe en el Palau de l'Almudaina, donde mantendrán un desayuno de trabajo y a continuación en el Consolat de la Mar se informará del resultado de la reunión.

El titular alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, principal promotor de este Grupo de Reflexión, dejó claro en su intervención ante sus colegas de la UE que «estamos todos en el mismo barco, necesitamos y queremos más Europa».

Cena en Son Vida

Westerwelle –anfitrión de los ministros en la cena que les ofreció en su casa de Son Vida– consideró «indispensable el debate sobre el futuro de la Unión Europea» y detalló algunos aspectos en los que debía incidirse, como el de la globalización «el papel de los Estados Unidos, que cada vez está orientado hacia el Pacífico, el descenso de la población en Europa y la crisis, que también ha minado el proyecto europeo».

En opinión del jefe de la diplomacia alemana «la Unión Europea sólo podrá actuar si es fuerte internamente», añadiendo a continuación que «en política exterior somos unos peces pequeños».

Guido Westerwelle también mostró su preocupación «por el peligro que representa una previsible baja participación en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo año» ya que, en su opinión pueden generar la aparición de partidos antieuropeos.