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Les han adjudicado el papel de 'malos de la película', pero ellos se defienden: «Nosotros no enviamos a los humanistas al paro, pero ellos a nosotros sí». Son los filólogos y traductores, un colectivo de entre 300 y 400 personas, que se rebelan contra la resolución extraordinaria de la Conselleria d'Educació por la que personas con titulación de humanidades, pero no filólogos, que cumplan una serie de requisitos, podrán seguir dando clase de lenguas extranjeras, en Secundaria o en las escuelas oficiales de idiomas. «Ellos pueden dar clase de su especialidad y de la nuestra, y nosotros sólo de nuestra especialidad», explica Raquel Marcos, licenciada en Filología Francesa.

Los afectados denuncian que se les ha vulnerado el derecho a la igualdad de acceso a la función pública, «porque nosotros hicimos el trámite para elegir Isla y funciones -de cara a la asignación de plaza- basándonos en la convocatoria del BOIB del 17 de mayo, según la cual teníamos muchas más opciones y posibilidades», porque todo aquel que no fuera filólogo no podía acceder a las plazas de idiomas. Pero luego esas condiciones cambiaron con la resolución extraordinaria del 3 de julio, tras el acuerdo entre Educació y sindicatos, que daba entrada a muchos de los humanistas, y sólo ellos pudieron participar en el segundo trámite. Marcos también lamenta que «no se esté teniendo en cuenta la calidad de la enseñanza».

Hay quien sospecha, por último, que la Conselleria está ignorando los requisitos que deben cumplir los titulados en humanidades ante la necesidad de atender una demanda aún mayor que el año pasado de inglés en las EOI.