Momento de la asamblea realizada por vecinos de Platja de Palma. | M. À. Cañellas

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«Este verano está siendo el peor de todos, durante las 24 horas es un sinvivir, la gente no puede estar, ni descansar y hay mucha tensión», aseguró Biel Barceló, un residente de la Platja de Palma que este miércoles participó en la asamblea vecinal celebrada para buscar soluciones al «descontrol» que impera en la zona por el turismo de borrachera y la permisividad de las administraciones.

Ruidos, suciedad, vandalismo, delincuencia, incivismo y malestar marcan el día a día de Platja de Palma-s'Arenal y es la razón por la que los residentes acordaron organizarse para exigir que los ayuntamientos de Palma y Llucmajor actúen, ante lo que consideran «un problema de salud pública» y, de lo contrario, no descartan denunciarles, reconoció Barceló. «Impera el descontrol y corremos el riesgo de que muy pronto lo haga el caos», puede leerse en la convocatoria de la reunión.

La culpa, aclaró Barceló, no es del modelo turístico, «que siempre ha sido el mismo, sino del exceso de permisividad» y este año «está siendo el culmen de la dejadez», dijo. Está siendo peor que otros años, explicó, «por la alta ocupación y porque otros años este tipo de turista joven solía venir de mayo a julio y en agosto cambiaba un poco el perfil, pero este año no ha habido tanto cambio».

A la asamblea asistió el concejal de Distrito de Cort, Llorenç Carrió, y repreentantes policiales.